La locomotora electoral de John Kerry se lanzó ayer a todo gas a las siguientes batallas con sus rivales demócratas --las primarias del sábado en los estados de Michigan y Washington--, tras lograr el martes cinco rotundos triunfos en los estados de Arizona, Nuevo México, Dakota del Norte, Misuri y Delaware. "Esto demuestra mi capacidad para atraer votantes de una costa a la otra, de norte a sur", declaró el veterano senador por Massachusetts, a quien será difícil desbancar como favorito a la candidatura demócrata para enfrentarse a George Bush en noviembre.

Aun así, el senador John Edwards y el exgeneral Wesley Clark no tiran la toalla. Apoyado en la amplia victoria que cosechó en su estado natal, Carolina del Sur, Edwards trató ayer de presentarse como la alternativa a Kerry para derrotar a Bush. "El sur no es el patio trasero de George Bush, es el mío, y allí es donde le derrotaré", dijo, en un mitin celebrado en Memphis (Tennessee).

Sin embargo, Edwards no podrá olvidar a Clark, quien no está dispuesto a ceder el paso a su belicoso rival sureño. Ayer, el exgeneral esgrimió su apretada victoria en su estado adoptivo de Oklahoma para seguir en la carrera electoral. A diferencia de Kerry, Clark y Edwards han pasado por alto Michigan y el estado de Washington para concentrar todas sus bazas en Tennessee y Virginia, dos estados sureños que celebran primarias el martes. En ellos podría decidirse cuál de los dos se afianza en la segunda posición del pelotón demócrata, reducido ya a seis aspirantes, pues Joseph Lieberman, senador por Connecticut, tuvo que tirar la toalla.

EL GRAN FIASCO Quien quedó prácticamente descolgado tras los siete caucuses y primarias del martes, primera prueba de alcance nacional, fue Howard Dean. El liberal exgobernador de Vermont, que parecía en posición de arrasar en las primarias apenas hace un mes, no ha logrado aún ni una sola victoria y no pasó del tercer puesto en ninguno de los comicios del martes.

Aun así, Dean se negó a abandonar y se propone disputarle el estado de Washington a Kerry el próximo sábado, antes de concentrarse en el de Wisconsin, a mediados de mes.

PROBLEMAS INTERNOS Al igual que en Iowa y Nueva Hampshire, los votantes demócratas de los siete estados en disputa el pasado martes citaron la capacidad de Kerry para batir a Bush como principal razón para apoyarle. El desempleo y las carencias de la Sanidad figuraron como segunda prioridad, por delante del temor al terrorismo o de la guerra contra Irak.

El mensaje es claro para los demócratas: las cuestiones nacionales pesan más que la guerra contra el terrorismo, sobre la que Bush quiere centrar su campaña de reelección. La posición del presidente es cada vez más vulnerable, a la vista de las encuestas. Según el sondeo que Gallup publicó esta semana, el presidente tiene sólo el 49% del apoyo popular, la peor nota desde que llegó a la Casa Blanca.