El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, afirmó hoy que el Ejército iraquí se enfrenta a "una nueva prueba" para mantener la estabilidad y la seguridad en el país tras la retirada de las tropas estadounidenses de las ciudades, que concluye hoy.

"Nos enfrentamos a una nueva prueba y estoy bastante seguro de que saldremos victoriosos de ella", aseguró Al Maliki en un discurso difundido por la televisión en referencia a la capacidad del Ejército y de las fuerzas de seguridad iraquíes de hacerse cargo en solitario de los centros urbanos del país.

Las tropas de EEUU culminaron hoy su retirada de las ciudades, mientras que el repliegue en todo el territorio iraquí finalizará antes de enero de 2012, según un acuerdo de seguridad rubricado por Washington y Bagdad el pasado mes de diciembre.

Al Maliki hizo un llamamiento a los árabes, a los musulmanes y a la comunidad internacional para luchar contra los "islamistas takfiríes", término usado para calificar a aquellos grupos islámicos que declaran infieles a otros musulmanes e incitan a su asesinato.

En su discurso, Al Maliki, musulmán chií, arremetió contra estos clérigos musulmanes radicales a lo que acusó de lanzar fetuas que alientan a acometer acciones de terrorismo contra el pueblo iraquí y sus gobernantes.

"Ellos emitieron fetuas contra la participación en las elecciones, para prohibir a los jóvenes que protejan a su pueblo y a su patria, así como para legalizar el asesinato de civiles con el pretexto de que están siendo usados como escudos humanos", añadió.

Por otro lado, Maliki solicitó que se abra un nuevo capítulo en las relaciones de Irak con los Estados vecinos, con la intención de mantener la estabilidad y la seguridad en la región.

"Estamos deseando crear nuevas relaciones basadas en el equilibrio, la buena vecindad y la no interferencia en los asuntos internos", indicó en referencia a Arabia Saudí, Kuwait, Irán, Turquía, Jordania y Siria.

Los iraquíes comenzaron hoy a celebrar el fin de la retirada de las tropas estadounidenses, cuyos soldados ya no se ven en las calles de Bagdad ni en otras ciudades del país, aunque Estados Unidos todavía mantiene a más de 140.000 uniformados en Irak.