El nuevo Gobierno alemán ya tiene su cifra de oro. El discutido pacto de coalición entre conservadores y liberales alemanes incluye una serie de medidas que permitirán reducciones de impuestos de hasta 24.000 millones de euros anuales. "El nuevo Gobierno demuestra con este acuerdo que cumple su palabra y alivia a los ciudadanos", proclamó ayer la cancillera, Angela Merkel, en la presentación del texto en Berlín.

Pero su sonrisa, algo forzada, quedó ayer eclipsada por el gesto de absoluta felicidad de su nuevo vicecanciller y ministro de Exteriores, el líder liberal, Guido Westerwelle. Como principal impulsor de la rebaja, Westerwelle se mostraba ayer triunfal porque su propuesta fuera la estrella del pacto, y no temía interrumpir a la cancillera las veces que fuera necesario. Quizá una primera señal de cómo funcionarán a partir de ahora las cosas en Berlín.

REBAJA ANUNCIADA La rebaja anunciada ayer se obtendrá como resultado de varias modificaciones en las leyes de impuestos para empresas y sobre herencias, además de cambios en las ayudas a las familias. Ya en enero del 2010 se aumentará la cantidad de desgravación por cargas familiares, que pasará de ser de 6.024 a 7.008 euros anuales por hijo, y el dinero que los padres reciben mensualmente por hijo aumentará 20 euros al mes, sobre una cantidad de 164 euros. Estas medidas inmediatas deberían suponer un primer alivio de más de 20.000 millones de euros en el 2010, según Westerwelle, cifra que aún aumentará más si se aprueba en el 2011 la prometida reforma fiscal, que modificará los porcentajes de desgravaciones según ingresos, beneficiando a los sueldos medios y altos. El plan completo de rebajas fiscales debe completarse en el año 2013.

Con esta política, la nueva coalición quiere beneficiar sobre todo a las clases medio-altas y a la mediana empresa, que han sostenido la economía alemana en tiempos de crisis. Es un premio, pero también una apuesta por un crecimiento que debe surgir de la creación de empleo --que supuestamente llegará con el alivio impositivo a las empresas-- y el consumo. "Creemos que el alivio a los ciudadanos es la premisa para llevar a cabo la difícil tarea de salir reforzados de esta crisis", afirmó la cancillera. Pero las nuevas medidas no vienen acompañadas de un programa de ahorro que compense la bajada de ingresos en las arcas públicas y los institutos económicos ya han advertido de que, sin ahorro, no es posible que haya recuperación. El único ejemplo ofrecido ayer por la cancillera sobre el ahorro es el siguiente: "Si se crean puestos de trabajo, se ahorran miles de millones en prestaciones por desempleo". Ello contrasta con los pronósticos de un aumento del paro.

PARTIDO RETICENTE De los tres socios de coalición --los cristianodemócratas de la CDU de Merkel, los socialcristianos bávaros (CSU) y los liberales del FDP-- los de la cancillera han sido los más reticentes a las rebajas. Por eso, Merkel era ayer la única que admitía que las promesas dependen aún de la evolución de la economía: "No puedo asegurar que no vaya a haber subidas en toda la legislatura; haremos lo posible porque no las haya. Pero en el 2011 tendremos que volver a analizar la situación".

En general, muchos acusan a este nuevo Gobierno de quedarse a medias después de haber prometido una nueva era. La opinión general de los expertos fiscales consultados ayer por los medios alemanes coincidía en que la estrella de este nuevo pacto --la rebaja fiscal-- solo refleja la voluntad del Gobierno "para seguir aumentando la deuda pública alemana".