La cancillera alemana, Angela Merkel, ha puesto hoy a su partido, Unión Cristianodemócrata (CDU), en busca de una gran coalición como única vía para mantenerse en el poder y evitar el desgaste un día después de que su alianza quedara apeada en Renania del Norte-Westfalia.

Merkel, que ha dado una lección de autoridad, ha comenzado su primera declaración tras la derrota en los comicios admitiendo que el mensaje dado por las urnas supone una "dura derrota" para los suyos, que más allá de las consecuencias en ese länder tendrá efectos en su gobierno de Berlín.

"Por el momento no habrá una rebaja fiscal, porque lo prioritario ahora es la consolidación presupuestaria", ha afirmado la cancillera, para concretar que tal posibilidad quedaba descartada "por lo menos para los próximos dos años". Así ha dado por zanjadas las exigencias de rebaja fiscal de sus socios del Partido Liberal (FDP), que primero entorpecieron las negociaciones de coalición con propuestas que la CDU rechazaba por imprudentes y que hasta hoy insistían en esa aspiración, arrastrando así los siete primeros meses de gobierno al disenso permanente.

"TOQUE DE ALERTA"

Mientras Merkel presentaba sus conclusiones, el líder del FDP, vicecanciller y ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, ha comparecido en la sede de su partido y ha afirmado haber captado "el toque de alerta" del electorado. Westerwelle, principal responsable de la mala imagen del gobierno según los sondeos, se ha comprometido a trabajar "por un mejor clima en la coalición" de Berlín.

Renania marcará, probablemente, un antes y un después para la coalición de Merkel, cuyos grandes proyectos para la actual legislatura podrían quedar bloqueados, uno tras otro, en el Bundesrat (cámara alta del Parlamento alemán). Leyes como la que establece la contribución de Alemania a la ayuda financiera a Grecia --22.400 millones de euros en tres años--, aprobada por la vía de urgencia el pasado viernes en la cámara baja --donde el SPD se abstuvo-- y luego en la alta, quedarán sujetas al consenso.