Todas las catástrofes aéreas son dramáticas, pero la del Concorde marcó el fin del primer avión comercial supersónico, emblema de la industria aeronáutica francesa. Diez años después del accidente, que costó la vida a 113 personas, ayer se inició el juicio para determinar la responsabilidad penal. Un proceso que durará cuatro meses y que se prevé muy técnico, ya que, tras ser generosamente indemnizadas, la mayoría de las familias de las víctimas renunciaron a ejercer la acusación.

Dos tesis sobre las causas del siniestro se enfrentan en el tribunal de Pontoise, municipio donde se estrelló el avión en llamas apenas dos minutos después de haber despegado del aeropuerto Charles de Gaulle de París. Entre los seis acusados por homicidio involuntario figuran dos empleados de Continental Airlines, la compañía del DC10 que despegó justo antes del Concorde y del que se desprendió una lámina de titanio.

Según una de las teorías, esta pieza provocó el pinchazo de una rueda, explosión que causó un orificio en el depósito de carburante situado en el ala izquierda y a partir del cual se incendió el avión en el momento más delicado, cuando circula a gran velocidad y levanta el vuelo.

En el banquillo se sientan también dos antiguos responsables del programa Concorde y un antiguo cargo de la Dirección General de Aviación Civil, autoridad encargada de garantizar la seguridad del transporte aéreo. Sobre los primeros recaería la responsabilidad de un fallo de construcción o de supervisión de las medidas de seguridad. Pero Continental acusa a Air France, que no está entre los acusados.

PUNTOS DEBILES El abogado de la compañía norteamericana sostiene que el incendio se inició unos 800 metros antes de que el avión pasara por encima de la lámina metálica. Esta hipótesis, apoyada por testimonios del accidente, apunta hacia una negligencia en el mantenimiento del avión supersónico. Según algunos técnicos, pudo fallar una pieza encargada de mantener la distancia entre las ruedas del tren de aterrizaje, lo que también pudo provocar la explosión del neumático que desencadenó la secuencia del accidente.

Algunos familiares de los 109 pasajeros acudieron ayer al inicio del juicio, pero ninguno prestará declaración. Sí darán su versión los familiares de las cuatro víctimas mortales y los afectados que se encontraban en el hotel arrollado por el Concorde, así como los allegados del comandante del avión, Christian Marty. "Se conocían los puntos débiles del Concorde desde hacía 20 años. Este accidente pudo ser evitado", indicó su abogado. Con estas palabras el letrado puso de relieve hasta qué punto se trata del juicio a un avión mítico. Un aparato "intocable" porque representaba "el orgullo francés", según el abogado de Continental, Olivier Metzner, para quien el hecho de ser un avión caro y poco rentable hizo que se bajara la guardia a la hora de rectificar algunos fallos, como la fragilidad de los depósitos de carburante o del tren de aterrizaje.