Canadá se debatía ayer entre el estupor y la indignación tras haber visto en un vídeo la muerte del polaco Robert Dziekanski en el aeropuerto de Vancouver. Dziekanski murió tras recibir dos dardos eléctricos disparados por la Policía Montada con la pistola Taser, cuya potencia por proyectil se calcula en 50.000 voltios. La policía había dicho en un principio que Dziekanski estaba fuera de control y que no tuvo más remedio que intentar inmovilizarlo, pero las imágenes muestran a un hombre desorientado, que no habla inglés y que tras recibir el primer impacto, se desmorona entre gritos de dolor.

Los hechos sucedieron el 14 de octubre. Aquel día, Dziekanski aterrizó en Vancouver procedente de Alemania para encontrarse con su madre, Zofia Cisowski, que vive en Canadá. Era la primera vez que Dziekanski cogía un avión, y madre e hijo quedaron en verse en la zona de recogida de equipajes. En lo que Zofia no cayó fue que en el aeropuerto de Vancouver la sala de recogida de equipaje se está en una zona de seguridad al que solo tienen acceso los pasajeros. Zofia, tras esperar durante seis horas sin que nadie le dijera nada sobre su hijo, se fue.

Pero dentro estaba Dziekanski. El vídeo lo muestra sudoroso cuando hacía ya 10 horas que había aterrizado. En las imágenes --grabadas por un pasajero y emitidas con el permiso de Zofia-- se ve al hombre intentando construir una barricada y destruyendo mobiliario. En un momento se acercan cuatro agentes que, tras 30 segundos de imposible conversación en inglés, le disparan. Dziekanski se desmorona, y los agentes le vuelven a disparar y se abalanzan encima suyo. Uno le pone la rodilla en el cuello. Después, Dziekanski deja de moverse. Una primera autopsia no halló restos de drogas ni precisó la causa de la muerte.

El vídeo ha originado un debate sobre el uso de las pistolas Taser y sobre la actuación de la policía. Hasta que el vídeo fue emitido, la versión oficial sostenía que Dziekanski trató de agredir a los agentes, algo que las imágenes desmienten.