La calma volvió a romperse ayer en Irlanda del Norte. Un artefacto, colocado en los bajos del vehículo de un policía hizo explosión en el condado de Antrim, al noroeste de Belfast. El atentado causó heridas graves al agente, Peadar Heffron, de 33 años, católico y familiar de un dirigente del partido republicano Sinn Féin. Todo parece indicar que Heffron había conducido más de un kilómetro cuando el vehículo explotó. Cuando el policía herido fue encontrado aún estaba consciente y fue inmediatamente trasladado a un hospital. Su estado anoche fue calificado de crítico.

El ataque, en Randalstown, se produjo a pocos kilómetros de donde el pasado marzo dos soldados murieron tras ser tiroteados por el IRA Auténtico, una facción escindida del antiguo Ejército Republicano Irlandés y responsable de la peor masacre en Irlanda del Norte, ocurrida en Omagh en 1998. La policía atribuyó el ataque de ayer a un grupo de disidentes republicanos, pero dijo que aún era demasiado pronto para saber cuál.

El atentado fue condenado por todos los grupos políticos. El ministro principal de Irlanda del Norte, Peter Robinson, dijo que se trataba de un "acto cobarde" pero que quienes lo perpetraron "no conseguirán que Irlanda del Norte vuelva a la oscuridad".

VARIOS ATAQUES En los últimos meses, el reformado cuerpo de la policía norirlandesa ha sido el objeto de diversos ataques: el pasado octubre, un coche bomba explotó en Belfast e hirió de forma leve a la pareja de un agente. En noviembre, un coche cargado con 180 kilos de explosivos fue lanzado contra una barrera cerca de la comisión policial de Belfast, sin causar heridos.

En los últimos meses ha crecido la amenaza, que la policía calificó ayer de "severa", de los grupos disidentes que quieren desestabilizar el proceso de paz. Son peligrosos porque cuentan con la experiencia de antiguos miembros del IRA, pero están fuertemente infiltrados por miembros de los servicios secretos y no tienen un apoyo significativo de la población.