El papa Benedicto XVI condenó ayer en su primera misa de este 2011, en la Basílica de San Pedro, el ataque a la comunidad cristiana en Egipto. El Pontífice pidió no ceder "frente a las amenazas de las tensiones del momento, frente a las discriminaciones, frente a la intolerancia religiosa, que hoy golpea de una forma especial a los cristianos".

La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, dijo que "debe protegerse" el derecho de los cristianos egipcios de reunirse y rezar libremente.