La policía china ha liberado al menos a 167 niños que habían sido secuestrados o vendidos a fábricas del sur del país donde eran obligados a trabajar a pesar de que la legislación laboral prohíbe el trabajo infantil. El escándalo de los niños esclavos fue revelado por el diario local Southern Metropolis News hace una semana, lo que motivó la puesta en marcha de la operación.

Casi todos los liberados son menores de 16 años, edad a partir de la cual está permitido trabajar en China, aunque sus nombres y edades exactas todavía deben confirmarse porque la documentación que poseían era falsa. Se calcula que la mayoría tienen entre 13 y 15 años.

La operación se ha llevado a cabo en Dongguan, uno de los mayores centros donde se concentran las empresas exportadoras del país y que ha sido calificada como la "factoría del mundo". La policía investiga a miles de fábricas en esta zona, situada en la provincia de Guangdong, cerca de Hong Kong. En la localidad de Shipai, en la misma zona, la policía busca a otros 79 niños procedentes de Liangshan, un área empobrecida de la provincia de Sichuán. Desde que comenzó la operación para reventar la red, la policía ha investigado a más de 3.600 fábricas, según indicaron las autoridades.

El rotativo que destapó el escándalo señaló que los niños eran comprados por supervisores por entre 500 y 1.000 yuanes (entre 46 y 92 euros) y revendidos luego en Dongguan. Las fábricas pagaban por el trabajo de los niños la mitad de lo que pagan por un adulto y los sueldos iban a parar a los intermediarios.