El presidente israelí, Simón Peres, propone un plan de paz que debe comenzar por la liberación de los 11.000 prisioneros palestinos en los próximos cinco años a cambio de acuerdos de seguridad, y antes de devolver territorios ocupados.

La propuesta fue dada a conocer por Peres al primer ministro israelí, Ehud Olmert, y otras personalidades del Gobierno, que la rechazaron, y al primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Salam Fayad, con quien se reunió secretamente en Jerusalén, la semana pasada, informa hoy el diario Maariv. Según el programa del octogenario estadista israelí, Israel tendría que excarcelar a 2.000 prisioneros por año a cambio de acuerdos en materia de seguridad con la ANP.

En opinión de Peres, la liberación daría un impulso y renovaría ante la opinión pública palestina la legitimidad del proceso de paz que comenzó en 1991 con la Conferencia de Madrid y siguió con los acuerdos de Oslo de 1993. Peres no cree necesaria la trasferencia ahora de territorios ocupados a la ANP, pues ellos mismos, según fuentes israelíes, admiten que no están en condiciones de mantener el control en Cisjordania.

La franja de Gaza, separada de Cisjordania por el territorio israelí, fue capturada por las armas en junio pasado por los milicianos islamistas de Hamás y se halla totalmente aislada de ese otro territorio, y bajo un boicot internacional.

El presidente israelí, que carece de atribuciones ejecutivas, suele recomendar a personalidades del Gobierno a llevar una "negociación inteligente" con los palestinos, y espera que Olmert regrese de la conferencia de paz de noviembre en Washington con un acuerdo para negociar el establecimiento de un Estado palestino poniendo el énfasis, en la primera etapa, en asuntos económicos.

El acuerdo de base o de "principios" para la creación del Estado palestino independiente, según el diario del Tel Aviv, supondría el canje de territorios (para evitar el desmantelamiento de los grandes asentamientos judíos de Cisjordania) y resolver por medios legales el problemas de los refugiados palestinos de la guerra de 1948, y la devolución de los barrios orientales de Jerusalén.

Asimismo -según la propuesta de Peres-, todas las religiones gozarán de autonomía para administrar sus lugares santos, e Israel debería contemplar la posibilidad de permitir a los palestinos izar una bandera árabe o la del Islam en la mezquita sagrada de Al Aksa.