La organización Al Qaeda en el Magreb Islámico ha lanzado una ofensiva en toda regla contra el poder argelino con dos atentados espectaculares en menos de 48 horas. Un suicida tiñó ayer de sangre la pequeña ciudad portuaria de Dellys, en la Cabilia, al hacer estallar una furgoneta bomba contra un cuartel de la Marina. Hubo al menos 30 muertos y más de 40 heridos, la mayoría militares. El jueves, otras 22 personas, en su mayoría civiles, murieron en la localidad de Batna. En vísperas del mes sagrado del Ramadán y en medio de la incertidumbre política, el país revive consternado su doloroso pasado de los violentos años 90.

La deflagración de Dellys, a unos 100 kilómetros al este de Argel, sacudió todo el barrio donde estaba el cuartel de la Marina, cerca de la zona portuaria. Las casas prefabricadas de los guardacostas resultaron reventadas por la explosión y restos de madera, hierro y hormigón resultaron esparcidos por el puerto, inmediatamente acordonado.

El jueves, fue la ciudad de Batna, al sur de la capital, la que vivió el horror cuando un kamikaze quiso atentar contra la vida del presidente, Abdelaziz Buteflika, de visita oficial en la localidad. Pero el autor del atentado, al creer que había sido descubierto, accionó la bomba que llevaba adosada antes del paso del cortejo presidencial. Murieron al menos 22 civiles. Otros 150 resultaron heridos.

ARMA DE GUERRA Ninguna organización se ha atribuido los ataques, que llevan no obstante el sello de la organización Al Qaeda en el Magreb Islámico. En los dos casos, el modus operandi fue el mismo: el atentado suicida. Ello confirma, a juicio de los expertos, que la organización, anteriormente llamada Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), ha convertido la opción del kamikaze con la que irrumpió en Argel el pasado abril en su arma de guerra.

Visiblemente afectado tras visitar a los heridos del atentado de Batna, Buteflika declaró: "Digo al pueblo argelino y al mundo entero que nosotros hemos escogido la vía de la reconciliación nacional. No renunciaremos, no importa el precio a pagar". Y añadió: "Los autores de estos actos terroristas actúan por cuenta de capitales extranjeros y de dirigentes extranjeros".

Ayer, fue el primer ministro, Abdelaziz Beljadem, quien tomó la palabra para afirmar que el terrorismo islamista "está en declive". Beljadem afirmó que "después de 17 años, los terroristas no han conseguido y no conseguirán jamás su objetivo desesperado de golpear la estabilidad del país". El ministro del Interior, Yazid Zerhuni, afirmó con rotundidad que los grupos islamistas armados solo tienen dos alternativas: "Rendirse o morir".

OFENSIVA EN LA CABILIA Y frente a la embestida del terrorismo islamista, el Gobierno no solo ha endurecido el lenguaje, sino también las operaciones militares. El pasado 5 de julio, con motivo del día de la independencia de Argelia, Buteflika dio luz verde a una fuerte ofensiva contra el maquis islamista, que ha transformado la Cabilia en un verdadero campo de batalla.

Más de 3.000 soldados participan en la operación que se ha saldado con dos decenas de terroristas abatidos y pérdidas importantes en las filas del Ejército. La multiplicación de los atentados suicidas amenaza con desestabilizar un país, que ahora despierta de nuevo cada día con miedo. La pesadilla lleva ahora el nombre del Al Qaeda.