El magnate Ted Turner, el actor Paul Newman, el financiero George Soros, Bill Gates senior (padre del fundador de Microsoft) forman parte de un peculiar grupo de norteamericanos riquísimos que se han movilizado para mantener el impuesto más costoso para ellos, el de sucesión, que la Administración de George Bush quiere reducir para relanzar la economía. La coalición para el dinero responsable , impulsada hace dos años por Gates padre, se reavivó a principios de enero tras el anuncio de Bush de su plan para reducir impuestos que beneficia a las clases más acomodadas.

Estos militantes, entre los que también se encuentran miembros de las familias Rockefeller y Roosevelt, firmaron una petición, lanzada el 14 de febrero del 2001, para mantener el impuesto sucesorio.

TRANSMISION

Aunque son los primeros afectados, los firmantes de la petición consideran que el mantenimiento de este impuesto es indispensable para reducir las desigualdades sociales e impedir la creación de una "aristocracia" perpetuada por la transmisión de las riquezas de generación en generación.

"El abismo entre ricos y pobres no cesa de ampliarse, y esto no es sano", declaró Soros el mes pasado. "La supresión del impuesto sobre la sucesión reforzará esta tendencia", dijo.

PEQUEÑOS EMPRESARIOS

Los que se oponen a este gravamen, en cambio, estiman que perjudica a las pequeñas empresas y a las granjas familiares, forzando a muchas familias a vender su propiedad cuando muere uno de sus miembros. Una ley aprobada en el 2001 limitó este impuesto al 45% del patrimonio, frente al 55% que regía.

La nueva normativa deja exento del pago al patrimonio inferior a 3,5 millones de dólares (3,5 millones de euros, 582.351.000 pesetas), cuando antes la cifra de referencia era de 675.000 dólares (675.000 euros, 112.310.550 pesetas).