Nada que ver con las caras desencajadas del 2002, cuando Lionel Jospin quedó eliminado en primera vuelta. Una mezcla de alivio, alegría y esperanza se reflejaba anoche en los rostros de dirigentes y militantes socialistas. Ante la sede del Partido Socialista de París, en la calle Solferino, centenares de afiliados acudieron con una rosa roja en la mano para vitorear a Ségolène Royal, cuyo resultado en la primera vuelta de las presidenciales se acerca al 25,8% obtenido en 1981 por el mentor político de la candidata socialista, François Mitterrand.

Toda vestida de blanco, su color fetiche, Royal compareció una hora después de la intervención de su rival, Nicolas Sarkozy. Y no fue para decir cuatro palabras, sino para llamar a la unión y hacer un discurso casi programático, en el que recordó que no solo defiende los valores tradicionales de la izquierda. Royal, que necesitará los votos del centro para ganar a Sarkozy, se erigió en garante de una "Francia protectora y diversa" y de una "social democracia nueva" que defiende sin complejos "una autoridad justa y firme"

SIMBOLO DE LAS REGIONES El retroceso de la violencia, una justicia independiente y un Estado austero formaron parte de un discurso en el que se presentó como la única capaz de "devolver la sonrisa" a Francia. "Os invito a inventar una Francia nueva, protectora y diversa", dijo entre aclamaciones de "¡Ségolène presidenta!" Reivindicada en su estrategia, Royal subrayó que es una mujer "independiente" y que no es rehén "de ningún clan, grupo de presión, ni potencia financiera".

Antes de volar a París, Royal quiso enviar su primer mensaje desde Melle, pequeña ciudad de la circunscripción de Deux-Sevres por la que es diputada desde 1988, donde emitió su sufragio y pasó la jornada electoral. Un gesto cargado de simbología, con el que la dirigente socialista quiso subrayar su línea de campaña presentándose como la candidata de las regiones frente al perfil más centralista de Sarkozy.

Mientras, en el plató de televisión de TF1, el primer secretario del PS y compañero de Royal desde hace 25 años, François Hollande, empezaba a lanzar el que será el mensaje central de los socialistas en la segunda vuelta: Ségolène Royal es la única que encarna el cambio. Hollande opinó que la candidata había logrado el objetivo de atraer a un número de electores que va "mucho más allá del PS" y, en un mensaje dirigido especialmente a los votantes de François Bayrou, llamó a la unión en torno a la candidata socialista para hacer realidad ese cambio.