La nueva guerra del gas que enfrenta a Rusia y Ucrania se agravó ayer, con la decisión del Gobierno ruso de reducir el bombeo diario de gas destinado a la Unión Europea (UE) a través del gaseoducto ucraniano en la misma cantidad que las autoridades de Kiev sustraen el gas destinado a los países europeos.

La medida propuesta por Gazprom y avalada por el primer ministro ruso, Vladimir Putin, puede implicar una reducción del suministro de gas a la UE de al menos 65,3 millones de metros cúbicos, que es la cantidad que hasta ahora Ucrania ha sustraído ilegalmente del gaseoducto, según Gazprom. Esto agravará los problemas de abastecimiento que ya están sufriendo los países de Europa oriental.

Rusia suministra alrededor del 40% del gas que consume la UE, y el 80% de ese gas ruso destinado a los países comunitarios transita por el gaseoducto ucraniano. Gazprom cortó el suministro de gas a Ucrania el 1 de enero a causa del impago de sus deudas pendientes y al desacuerdo sobre las nuevas tarifas.

La decisión de Moscú obligará a la UE a involucrarse en el contencioso entre Rusia y Ucrania y a endurecer la actitud de las autoridades europeas hacia Kiev. La presidencia checa de la UE y la Comisión Europea han insistido en los últimos días en que no van a mediar, porque es un "problema comercial bilateral".

Pese a que la UE oficialmente no va a mediar en el conflicto, a la presidencia checa no le quedó más remedio que enviar ayer una delegación a Kiev, encabezada por el ministro de Industria checo, para comprobar por qué se ha reducido el suministro de gas a Europa y presionar a las autoridades ucranianas para resolver la crisis. La misma delegación tiene previsto entrevistarse hoy con directivos de Gazprom en Berlín. La Comisión Europea aseguró que "por el momento no existe el riesgo de una sustancial ruptura del suministro de gas a los consumidores europeos" y que las reservas nacionales se encuentran "en niveles altos, entre el 70% y el 90%".