La presión sobre el presidente de EEUU, George Bush, para iniciar la retirada de tropas de Irak se disparó ayer al hacerse público que incluso el todavía secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, la respalda. Fue una revelación pasmosa efectuada ayer por The New York Times , en base a un documento secreto donde el jefe del Pentágono, defensor acérrimo de la invasión del país árabe, confesó además que la campaña militar en Irak "no está funcionando lo suficientemente bien o lo suficientemente rápido".

"Es hora de hacer un gran ajuste", indicó Rumsfeld en el documento, fechado el 6 de noviembre, justo un día antes de la derrota en los comicios legislativos del partido en el poder, precisamente por el descontento popular sobre la catastrófica marcha de la guerra en Irak, a la que no se ve fin. El secretario de Defensa se convirtió en el chivo expiatorio del desastre electoral republicano y dimitió al día siguiente de conocerse la pérdida del control del Congreso por el partido de Bush, que ha dejado al presidente atado de pies y manos en los dos años que le restan de mandato.

La clave de la victoria demócrata en esos comicios fue la propuesta de retirar a las tropas de Irak, frente a la cerrada oposición de la Casa Blanca. Sin embargo, irónicamente el propio Rumsfeld presentó esta misma sugerencia en el documento secreto revelado por el Times neoyorquino. Se debe iniciar "una retirada modesta", decía el secretario, y también reducir el número de bases militares, que actualmente son 55, a solo 5 para julio del 2007. En estos momentos hay más de 140.000 soldados de EEUU en Irak y más de 2.800 han perdido la vida desde el comienzo de la guerra, el 20 de marzo del 2003.

Políticos y comentaristas barajan diversas opciones para la salida de Irak, mientras Bush se esfuerza por mostrarse abierto a todas las propuestas sin dar la impresión de que saldrá corriendo de la desastrosa aventura.