Tras la exagerada euforia por la inevitable aprobación de una resolución de la ONU que diese algo de esperanza al atribulado pueblo iraquí, aflora en Sea Island la misma sima entre los aliados transatlánticos. Bush quiere que la OTAN le saque las castañas del fuego militar que él prendió e insta a las otras potencias a sufragar --a través de la condonación de la deuda-- gran parte del coste que su aventura militar ha tenido para Irak. Pretensiones ambas que Chirac y Schröder rechazan de plano. Desmontando, de paso, la argumentación del PP de que todos apoyan los planes de Estados Unidos.

*Periodista.