Las pequeñas Yusra Hamenich y Emilie Kaidi han tenido más suerte que los 1.600 argelinos que murieron bajo los escombros. Yusra, vestida apenas con una camiseta raída, fue extraída con vida del bloque de apartamentos en el que vivía su abuela por un equipo francés de especialistas, 39 horas después de que la tierra reventara la población de Bumerdés. En Corso, voluntarios españoles rescataron a Emilie, que se salvó porque una puerta y un televisor le hicieron de parapeto de la avalancha de cascotes.

El bloque donde hallaron a Yusra, de cinco pisos, se desplomó en segundos y quedó convertido en un amasijo de una planta. "Ya sale, ya sale", se desgañitaba un marsellés del equipo de rescate al comprobar que Yusra, de dos años y medio, podía ser extraída a través de un hueco en el techo. Rápidamente le suministraron oxígeno y fue envuelta en una manta térmica, con su mano izquierda aferrada a la del médico que la sacó de allí para llevársela al hospital.

"Gracias, han hecho un trabajo increíble" repetía a diestro y siniestro el padre, Samir Hamenich, al que la noche anterior los equipos de rescate le habían dado la noticia de que podrían sacar a la niña, pero sólo si le amputaban el brazo izquierdo. "Iban a cortarle el brazo. Pero les dije que no lo hicieran y se pasaron toda la noche hasta sacarla. La han salvado", explicó el padre.

Emilie, también de dos años, fue afortunada entre los afortunados. Salió indemne, después de haberse pasado casi dos días llorando y llamando a su madre. Los llantos permitieron a los voluntarios de Bomberos sin Fronteras localizarla entre las ruinas.