Las perspectivas de un rechazo a la Constitución europea en el referendo francés del 29 de mayo, confirmadas repetidamente en todas las encuestas desde hace un mes, han desatado la alarma generalizada y han provocado la movilización de varios dirigentes europeos para intentar frenar la tendencia negativa en la intención de voto de los franceses. Tanto el jefe de la política exterior de la Unión Europea (UE), Javier Solana, como el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, viajaron ayer a París para participar en la campaña. Solana se declaró "perplejo" por el ascenso del no en los sondeos.

"Tengo que expresar mi perplejidad. Me entristece ver que todos los esfuerzos hechos desde hace tanto tiempo para la construcción europea corren el riesgo de quedar en cuestión", afirmó Solana ante los periodistas de la Asociación de la Prensa Diplomática Francesa.

Borrell, por su parte, compareció ante la prensa junto a dirigentes o figuras del Partido Socialista (PS) francés para advertir de que no hay "ningún plan B" ni una "solución de recambio" si Francia dice no a la Constitución.

El último sondeo, publicado ayer por el diario Le Figaro , daba la victoria al no con el 55% de los votos. Entre los simpatizantes de izquierdas, el no cosecha el 63% de las intenciones de voto, lo que supone un avance de tres puntos. Y, aún más concretamente, entre los simpatizantes del PS, el 56% se decanta por el rechazo de la Constitución, cuatro puntos más que hace una semana. En la consulta interna del pasado diciembre, casi el 59% de los militantes del partido se habían pronunciado por el .

CRISIS INTERNA Mientras, el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, se esforzó ayer en dar por cerrada la crisis interna en su Gobierno, provocada por las duras declaraciones del titular de Interior, Dominique de Villepin, quien, ante el auge del no en el referendo, exigió un cambio en la orientación política.