El Gobierno israelí rechazó ayer la investigación internacional propuesta por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para esclarecer las responsabilidades del mortal asalto a la flotilla humanitaria de Gaza. "La investigación debe llevarse a cabo de forma responsable y objetiva --dijo su primer ministro Binyamin Netanyahu--, manteniendo los intereses nacionales de Israel y de su Ejército". Su país, mientras tanto, sigue notando las consecuencias del desaguisado. Varias bandas de música han cancelado sus conciertos en Israel y los estibadores suecos han anunciado un boicot a sus barcos.

La oferta de Ban Ki-moon contemplaba un panel de juristas presidido por el exprimer ministro neozelandés, Geoffrey Palmer, e integrado por representantes de Turquía, EEUU e Israel. Pero no parece que el Estado judío esté dispuesto a aceptar la investigación "imparcial e independienteO exigida por el Consejo de Seguridad de la ONU. "Rechazamos una comisión internacional", dijo ayer el embajador israelí en Washington, Michael Oren. "Estamos discutiendo con la Administración Obama el modo en que nuestra investigación tendrá lugar".

BOICOT MUSICAL La posición del Gobierno contrasta con el llamamiento realizado ayer por un grupo de reservistas de la Marina israelí. En una carta dirigida al primer ministro, exigen una investigación externa y aseguran que el asalto al Mármara Azul fue una "una tragedia en el plano militar y diplomático". Además, acusan al Ejecutivo de haber culpado del incidente a los organizadores de la flotilla, cuando, a su juicio, la responsabilidad recae en "la jerarquía militar de mando y en aquellos que aprobaron la misión". "Esto demuestra el desprecio por los valores del profesionalismo y la vida humana", concluye la misiva.

Esta carta es la primera voz crítica que sale del Ejército. Y lo hace en un momento delicado, mientras el Gobierno se esfuerza por defender que sus soldados actuaron en defensa propia tras ser atacados por una "turba de terroristas". Obviando los nueve muertos turcos, Netanyahu le dijo ayer a Ban Ki-moon que el foco de la investigación debería centrarse en averiguar "quién organizó a los extremistas, les suministró el equipamiento y cómo acabaron a bordo del barco", según Haaretz.

Israel se siente víctima incomprendida y Estado perseguido, pero su mensaje cala con dificultad. Corea del Sur decidió ayer rebajar el estatus de la visita oficial que inicia mañana a su país el presidente israelí, Shimon Peres. Su viaje ha quedado reducido en "visita de trabajo".