En espera de que la diplomacia ajuste en la ONU el castigo a Corea del Norte, los países vecinos ya se mueven por separado. Japón anunció ayer la imposición de sanciones económicas unilaterales por la prueba nuclear del lunes, incluyendo las limitaciones de las exportaciones norcoreanas y la prohibición de atraque en sus puertos a barcos norcoreanos. Japón es el país más aterrorizado por Pyongyang, debido a sus tradicionales malas relaciones y a su cercanía.

De hecho, un terremoto en la mañana de ayer en el litoral de Fukushima hizo girar la cabeza hacia Corea del Norte hasta que se confirmó su origen natural. Al mar de Japón fueron a parar los siete misiles que Pyongyang lanzó en julio pasado, tras lo cual, el Gobierno japonés ya dictó sanciones hacia entidades norcoreanas vinculadas con la fabricación de misiles.

En el otro extremo, Rusia envió a Corea del Norte un barco cargado de 12.800 toneladas de trigo. Moscú intentará en la ONU, junto a Pekín, aliviar las sanciones que exigen Japón y Estados Unidos. Rusia también apoya a Pyongyang en el carácter nuclear de la prueba, sobre el que cada día hay más escépticos. La escasa potencia, de menos de un kilotón, hizo creer a algunos expertos norteamericanos que podría tratarse de explosivos convencionales. Francia ayer abundó en esa teoría. Para Rusia, la potencia fue de entre 5 y 15 kilotones. "Una prueba nuclear 100%", dijeron estas fuentes.

DECLARACIONES El día fue rico en declaraciones desde Pyongyang, esta vez del número dos del régimen, Kim Yong-nam. Hacia EEUU: "Si continúa desarrollando una actitud hostil, tendremos que adoptar acciones físicas", traducible por una segunda prueba nuclear. Y hacia la ONU: "Consideraremos una declaración de guerra la imposición de sanciones a gran escala", es decir, un embargo total. Corea del Norte, un país de 23 millones de habitantes, no aclaró si esa declaración de guerra la dirigirá solo a las 5 superpotencias y 10 miembros electos que integran el Comité de Seguridad, o a los 192 países de la ONU.

El conflicto permanece anclado en la reunión bilateral que Pyongyang pide y EEUU rechaza. El jefe de la Casa Blanca, George Bush, repitió su rechazo a reunirse con Corea del Norte. Dijo que luchará por sanciones duras en la ONU y descartó la vía militar, pero sí afirmó que defenderá a sus "amigos" de la región.

Corea del Norte, sin la promesa de que Estados Unidos respetará su régimen, no desmantelará un programa nuclear que, pese a que se lleva buena parte de la riqueza del país, le salva de invasiones extranjeras.