Los conservadores británicos pretenden ganar las elecciones del próximo mes de junio pidiendo a los votantes considerables sacrificios económicos. El plan de austeridad presentado ayer por el responsable de Finanzas, George Osborne, en el marco de la convención del partido, incluye recorte de ayudas familiares y sociales, congelación de salarios, aumento de los impuestos a quienes más ganen y retraso en la edad de jubilación. Un paquete de medidas impopulares, pero necesarias, a juicio de Osborne, para paliar la "deuda imposible" del presupuesto público, estimada en 189.000 millones de euros. Los sindicatos respondieron inmediatamente rechazando los recortes y prometiendo movilizaciones si se llevan a cabo.

Los tories se proponen congelar los salarios de los funcionarios durante un año en el 2011. Quedarán exentos quienes ganen menos de 19.500 euros anuales y el personal militar desplazado al extranjero, que verá en cambio aumentada su retribución. Los laboristas ya anunciaron el lunes su intención de congelar las pagas de médicos de ambulatorio, jueces y otros miembros del sector público con altas retribuciones. Los conservadores piensan aumentar la edad de la jubilación de 65 a 66 años para los hombres a partir del 2016 y para las mujeres, del 2020. "Así es como podemos hacer frente a las pensiones para todos", señaló Osborne.

El Gobierno del cambio mantendrá la decisión de los laboristas de aumentar a partir del próximo mes de abril en un 50% el impuesto de la renta a todos los que ganen más de 163.000 euros anuales, algo que afecta muy especialmente al electorado tradicional de los tories.

La clase política no escapará a las tijeras presupuestarias. Osborne advirtió que se recortará el sueldo de los ministros en un 5% el próximo año y se congelará para el resto de la legislatura. Los conservadores pretenden, además, reducir en un 10% el número de diputados.