Cualquier país que desee controlar la energía nuclear o poseer un arma atómica debe dominar el ciclo completo de elaboración del combustible nuclear. En la planta de Isfahan, los iranís convierten concentrado de uranio en un gas llamado hexafloruro de uranio, paso previo de la fase llamada de enriquecimiento.

En la planta de Natanz, que también se encuentra precintada, el régimen dispone de las centrifugadoras donde se introduce ese gas para convertirlo en combustible nuclear. Este paso se llama ultracentrifugación.