La oposición internacional a la guerra de Irak crece a medida que las fuerzas de EEUU y del Reino Unido en el Pérsico se acercan al nivel crítico para una invasión, y esa resistencia a los planes bélicos del presidente George Bush está cerrando alianzas tan inopinadas como la que forman el Vaticano, Rusia y Francia. A la cabeza de esa confederación antibelicista , el presidente francés, Jacques Chirac, telefoneó ayer a su homólogo en la Casa Blanca para tratar de convencerle de que "podemos desarmar a Sadam sin una guerra".

Chirac no convenció a Bush, quien poco después repetía las amenazas del día anterior, pero su firmeza parecía ya fuera de toda duda: uno de sus más cercanos colaboradores confió a Le Monde que el líder francés estaba dispuesto a arriesgarse a ejercer su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Más aún, Chirac ha llamado a miembros del Consejo para formar un frente opuesto a la resolución que promueve el primer ministro británico, Tony Blair.

SEGUNDA RESOLUCION

Parece curioso que sean ahora Francia y Rusia los que no quieren una segunda resolución --tras la 1441 que amenazó a Irak con "graves consecuencias"--, pero cuando Bush dice ahora estar dispuesto a aceptarla se refiere siempre a un texto que --como ocurrió antes de la guerra del Golfo, de 1991-- autorice el empleo de "todos los medios necesarios" para desarmar a Sadam. Mientras que Chirac no reclama volver al Consejo para dar luz verde al ataque que prepara el Pentágono, sino que Washington se someta al criterio de la ONU; y no al revés.

ERRORES GRAMATICALES

También ayer se hizo público que el propio secretario de Estado, Colin Powell, empleó en su presentación ante el Consejo un informe del espionaje británico que no era más que un refrito distorsionado de varios textos académicos de hace una docena de años... errores gramaticales incluidos.

Las inexactitudes del dosier terrorista no impiden a las autoridades norteamericanas lanzar planes masivos de vacunación contra la viruela, que luego fracasan por la resistencia de los propios médicos y hospitales. Y España copia esas iniciativas, al encargar dos millones de vacunas con las que se pretende inocular a los trabajadores de las bases militares norteamericanas, a pesar de los riesgos que siempre conlleva una campaña así.

Un conflicto bélico que el Papa está también empeñado en evitar, como demostró ayer recibiendo en la Santa Sede al verde y pacifista ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer. L´Osservatore Romano , verdadero portavoz del Vaticano, ya ha declarado "poco convincentes" las pruebas presentadas por Powell.

SIN DIPLOMACIA

Aunque parece imposible apaciguar a los halcones de la Casa Blanca. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, casi se fue de la lengua al afirmar que "la diplomacia ha fracasado". Es decir, la guerra ya está decidida y cualquier esfuerzo pacificador se considera inútil.

En ello sigue también empeñado el presidente del Gobierno, José María Aznar, quien utiliza las palabras de Javier Solana --responsable de la diplomacia de la UE, que juzgó "sólidas" las pruebas de Powell-- para arremeter contra el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque toda esa política bélica a cuenta del petróleo acabe sintiéndose en los bolsillos de los consumidores, que están pagando ya --antes de que empiece la guerra-- precios récord por las gasolinas.