Aglomeraciones, confusión, caos. Largas colas, calor y poca información. Y todo por el temor generalizado a ser multado si no se votaba. Es el resumen de una jornada histórica, la primera vez que los ecuatorianos pudieron votar fuera de su país natal.

La falta de la información enojó a una comunidad que acudió en masa a las urnas. Más de 90.000 ecuatorianos tenían derecho a voto en España, previo registro en el padrón electoral, y se habilitaron colegios en Madrid, Barcelona, Murcia y Valencia.

La confusión sobre si votar era o no obligatorio reinó durante toda la jornada. Desde la organización, se insistía en que "el Tribunal Supremo Electoral se pronunciará y no sancionará a los que no acudan a las urnas en el extranjero". Pero nadie se quería arriesgar. La multa era de 8 a 16 euros según la organización. Algunos votantes, sin embargo, apostaban por multas de 100, 300 e incluso 1.000 euros. El cónsul en Madrid, Leopoldo Rovayo, opinó que "no se justificaría una multa por no votar".

La excesiva lentitud con la que actuaban las mesas, la ausencia de electores en las listas, errores en los nombres de empadronamiento o falta de transparencia fueron otras de las críticas, y muchos de los que acudieron a la cita tuvieron que volver a casa sin su certificado de voto.