Estados Unidos dio ayer marcha atrás en su insistencia de forzar la votación en el Consejo de Seguridad de la ONU de la segunda resolución, que autoriza la guerra contra Irak. Pese a la firmeza en este sentido exhibida hace una semana por el presidente norteamericano, George Bush, ayer su secretario de Estado, Colin Powell, reconoció que el documento, patrocinado por EEUU, España y Gran Bretaña, puede ser retirado, una clara muestra de que Washington no logra recabar los nueve votos que persigue desesperadamente para apoyar la resolución.

Podemos "pedir la votación y ver lo que piensan los miembros (del Consejo) o no pedirla", explicó Powell, ante el subcomité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes. Esta afirmación choca frontalmente con lo recalcado por Bush, el pasado jueves, durante su última rueda de prensa. "Pediremos la votación, sea cual sea el recuento de votos, la pediremos, queremos ver levantarse a la gente y decir su opinión sobre Sadam, y la utilidad del Consejo de Seguridad, así que pueden apostar", afirmó.

FLEXIBILIDAD

La Casa Blanca trató de rentabilizar esta imagen contradictoria y la ofreció como una muestra de que "hay flexibilidad, mientras seguimos por la via diplomática", explicó el portavoz, Ari Fleischer. Esta flexibilidad se extiende también a la fecha concreta de la votación sobre la resolución presentada por el triunvirato bélico del Consejo, que no logra despegar pese a los denodados esfuerzos, amenazas y presiones de sus patrocinadores.

Tras varios días de insistir en que la votación se realizaría esta semana, Fleischer reconoció ayer que se pospondrá hasta la próxima semana, ya que, como precisó Powell, "todavía estamos hablando con los miembros del Consejo para ver lo que es posible".

Aunque el Departamento de Estado dijo que contaba ya con el apoyo de los tres miembros africanos del organismo, Angola, Camerún y Guinea, este último país comunicó ayer que se inclinaba por la abstención. Así, el creciente apoyo exhibido por EEUU volvió a tambalearse. Como explicó un diplomático de uno de los seis países indecisos del Consejo, enmendándole la plana a Washington, "hay un amplio acuerdo en contra de autorizar el uso de la fuerza".

Ni siquiera entre el triunvirato belicista hay unanimidad total, ya que el miércoles EEUU eludió pronunciarse claramente a favor de las seis exigencias planteadas por Gran Bretaña a Sadam. Powell se distanció de esta iniciativa, diciendo: "No todos estamos de acuerdo con todos sus elementos". Esta frialdad de Washington dificultó aún más los esfuerzos británicos por recabar el apoyo de los indecisos, ya que nadie se compromete si ni siquiera los belicistas parecen ponerse de acuerdo en lo que sería la tercera enmienda de la resolución original, que presentaron el 24 de febrero.