Mérida

El Plan General de Acuartelamiento de 1919 hecho por el Ministerio de la Guerra contemplaba la construcción de un cuartel de nueva planta para un regimiento de artillería en Mérida. En nuestros dos capítulos anteriores comentamos que se ofreció después de haber estado en el solar que ofrecieron la familia de los García de Blanes en el Campo de San Juan. Al final de la Rambla de Santa Eulalia, estaba previsto un parque, al necesitar más terrenos se tuvo que expropiar a particulares.

Este cuartel fue proyectado, según el estudio de Fabián Lavado, por el sistema de pabellones, treinta y ocho en total, teniendo en su fachada el pabellón de dependencias generales y los destinados a almacén, escuelas y espacios para suboficiales y sargentos.

PABELLONES Al llegar al cuartel Hernán Cortés encontrabas una zona militar acotada y muy vigilada por los propios soldados que estaban de guardia. La calle Teniente Flomesta, que hoy ese nombre se lo han dado a la plaza de Bótoa donde se encuentra el grupo de Artillería, era la entrada a la auténtica zona militar ya que en esta calle estaban las viviendas de los militares con graduación. Al entrar por la única puerta grande y vigilada estaba a la derecha los pabellones de las tres baterías de un grupo y a la izquierda otras tres.

Cada uno de estos pabellones tenían en su plata baja las cuadras de los ganados de la batería correspondiente y en la parte alta el dormitorio de los soldados que pertenecían a este departamento.

En otros pabellones se encontraban el material rodado, piezas y carros de combate. En el frente del patio de armas, donde en las festividades se oía misa y los artilleros en formación con sus oficiales y autoridades civiles asistían a los actos religiosos y desfiles militares y donde se juraba bandera, había un pabellón de dos pisos dedicado a enfermería y servicios sanitarios e higiene. En caso de emergencia se disponía de una sala en el Hospital San Juan de Dios exclusivamente para el acuartelamiento emeritense.

Otro pabellón estaba dedicado a cocina, comedores, talleres, cantina, enfermería de ganado, tropa y ganado de la columna de municiones y de la Policía Militar. En estos pabellones se encontraban también las cocheras para los automóviles militares, observatorios, retretes, lavadero, estercolero y picadero.

Todo el entorno del cuartel Hernán Cortés tenía un muro de una sólida construcción que aislaba toda la zona militar de la ciudad. La construcción del cuartel estaba realizada a base de cimientos de mampostería y cemento armado. La visión del cuartel está en la retina de todos los emeritenses y el pasado día cuatro se celebraba con toda solemnidad el día de la patrona de Artillería Santa Bárbara, hoy se hace en Botoa, pero el recuerdo continua y será nuestro siguiente capítulo dedicado a la patrona. Hoy, por desgracia para la población, se ha desmantelado y esta zona militar servirá para otros usos de la ciudad. Otro Arca de Noé .