Hace unos días me pareció ver a Pelín en mi esquina del Nevado y, aunque no eran horas pues los martes al anochecer solo está Paquito tras la barra en situación proclive a intimidades, me acerqué en maniobra de delicada aproximación no exenta de elegancia (propia de Cojo Muleta) pese a las dificultades que entraña (o extraña) juntarse con alguien que dejó este mundo ya va para tres décadas y volvió de ultratumba viajado por el éter y aterrizado en un alunizaje angelical y a la par desastroso pues de todos es sabido que Pelín se dio un solemne trastazo (hocicó) al volver transportado y fallarle una de las alas (dice él) modificando la derrota terrestre (dice él).

En su disculpa parece ser que los viajes por el éter irradiando ondas estremecedoras (aparentemente reales) andan jodidos desde que al Querubín encargado lo enviaron al Vaticano a enderezar los itinerarios de algunos colaboradores cercanos al Papa que le mal aconsejan y enredan con cizaña la Curia (Pontífice sin puentes). La primera inspiración del Querubín a Francisco ha sido que tire los papeles que le pasan y diga lo que le dicte el báculo, por eso comparó el aborto a los crímenes nazis (de guante blanco), al homicidio de niños con Esparta y a la aberración de matar al más inocente y desvalido de todos, al bebé que no se puede defender, para preservar la pureza de la raza. ¡Habemus papam!

Tras esta digresión, ustedes disculparán, volvamos a lo nuestro pues Pelín es otro que va a Legión X cuando no hay casi nadie para leer gratis El Periódico Extremadura, muy fan de JuanMa Cardoso y Fernando Valbuena (ya se hacen una idea por dónde cojea éste), tanto que va a adoptar un lema de Arbaiza: «O puerta grande o enfermería» aunque Pelín con el ceño lúgubremente fruncido (arruga etérea) me advierte que poco sabe de cobardes, pero de valientes sobretodo necrológicas. Se lo diré a Fernando (en nuestra Galaxia).