Mérida ahora y siempre por los siglos de los siglos. La iluminación del acueducto de los Milagros: espléndida. Te invita a pasear por las márgenes del río Albarregas que ha venido bien crecido estos últimos días. Se ha notado su canalización y los miedos, por el momento, han desaparecido.

Las dos instituciones: Junta y Ayuntamiento tienen que ir de la mano. Vamos a dejar quien lo hizo. Hoy podemos presumir del paseo del río Guadiana y en poco tiempo del río Albarregas, pero, y siempre tenemos un pero, llegarán algunos indeseables a romper alguna luz, farola y pintar en las piedras. Nadie pone coto a tanta sinvergonzonería.

Días pasados llamaba un vecino de Proserpina a la policía para dar datos de unos jóvenes con moto que estaban en la ermita de San Isidro, y lo primero que le pidieron fueron su datos personales. Así es imposible la colaboración ciudadana que cumple, pero sin problemas futuros. Nos dirán que hay muchos gamberrros que llaman por llamar. Eso se nota. Y si el policía es veterano lo sabe.

Si los ríos están preciosos lo mismo se puede decir del lago de Proserpina, que está completamente lleno. Días pasados, en una inundación, la concejala Pilar Vargas mandó a los responsable de obras y a la policía para comprobar como la avenida de Proserpina se inundaba. Aquel día todo fueron viajes. Informes y por el momento lo único que se ha hecho es poner unas vallas para impedir que alguien pueda caer en un hoyo de más de un metro de profundidad que lleva años. Y nada. Así sigue.

Todo es posible. Y se pone empeño, Pilar lo puso, incluso estuvo la responsable de esta zona, Carmen López, para ver la situación. Sigue igual.

Llega la primavera y veremos los puentes llenos de paseantes y turistas. Con la Semana Santa todo se desbordará. Hay que cuidar a Mérida ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.