Su imponente arquería de 830 metros de longitud y una altura máxima de 25 metros, sus esbeltos arcos realizados a base de granito combinado con ladrillo y su majestuosidad visual configuran al acueducto de los Milagros como uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Pues bien, esta singularidad del patrimonio emeritense acaba de ser reconocida por National Geographic España, que en su ranking de los diez acueductos más bellos del mundo le otorga el tercer lugar, tan solo por detrás del francés Pont du Gard y del acueducto de Segovia.

"Inspiradas obras de ingeniería que de su útil cometido han pasado a ser contempladas como obras de arte. Hoy podemos apreciar muchos ejemplares bien conservados de aquellos acueductos y de otros que se han levantado a lo largo de la historia siguiendo la estela de los constructores romanos". Así arranca la publicación recogida en el apartado 'actualidad' de la sección de viajes de www.nationalgeographic.com.es, que fue subida a la página web el pasado 2 de abril y que hasta la fecha ha recibido más de 2.500 'me gusta' en el Facebook de la revista de divulgación, además de ser compartida 138 veces en su cuenta de Twitter. En esta línea, y siguiendo con el ranking, cabe señalar que al acueducto de la ciudad le siguen el de Santa Clara, en Vila do Conde (Portugal); el Puente Nuevo del municipio malagueño de Ronda; kamares de Lárnaca (Chipre); Pitigliano en la Toscana (Italia); Ponte delle Torri en Spoletto (Italia); Pont de les Ferreres de Tarragona; y el acueducto de las Aguas Libres, en Lisboa.

El acueducto de los Milagros debe su nombre a que para nuestros abuelos era un milagro que se mantuviese en pie. El consorcio de la ciudad monumental estima que debió realizarse en torno al siglo I, aunque posteriormente, aún bajo jurisdicción romana, sufrió algunas reformas. Esta estructura permitía traer agua a la ciudad desde el embalse de Proserpina. La conducción era subterránea hasta que llegaba a una piscina, donde se decantaban las impurezas, en la barriada de Santa Eulalia. Ahí se levantó el llamado acueducto de los Milagros, un emblema y orgullo de los emeritenses.