El auténtico sabor a monte. La gastronomía de la zona de Monfragüe esta marcada por la abundancia de dehesas y de caza. Todo ello se concreta en platos tradicionales fruto del saber de pastores y labradores atesorado durante siglos. Una cocina muy sencilla, pero no por eso menos codiciada por los amantes de la buena mesa. Viajeros, ornitólogos, naturalistas, biólogos o simplemente curiosos recorren a diario el Parque Nacional de Monfragüe y reponen fuerzas con estos platos sabrosos y que hacen las delicias de los paladares más exigentes. Los mesones y restaurantes repartidos por toda el área del Parque Nacional de Monfragüe responden a los niveles de exigencia y calidad más rigurosos.

Una jornada dedicada al avistamiento de aves puede comenzar con un desayuno en el que no deben faltar migas, torrijas con miel o la pastoril tostada de pan untada con aceite de oliva virgen. Tras un día entero extasiados con la belleza natural de esta Reserva de la Biosfera lo mejor es almorzar de forma contundente con unos ibéricos procedentes de los cerdos de las dehesas de la zona, así como de unos quesos en los que la Torta del Casar y el Ibores con Denominación de Origen no pueden faltar. Una buen inicio de menú es un gazpacho, espárragos trigueros, las sopas de tomate o las criadillas de la tierra. Para segundo plato el cordero y el cabrito ofrecen posibilidades increíbles en diferentes guisos y fritos: frite de cordero, cochifrito, caldereta... No menos interesante sería decantarse por cualquier plato de caza, ya que estamos en una zona de acreditada fama cinegética, con platos muy condimentados que son una auténtica sinfonía de sabores en la boca. Pero si el viajero quiere pescado puede disfrutar de sugerencias como la tenca frita (en temporada) o la trucha, que se hace de muchas formas distintas y conserva la frescura de los ríos y charcas de la tierra. Y los postres siguen conservando el sabor pastoril, auténtico, de recetario popular en los que la miel, el queso, frambuesas, arándanos y moras son algunos de los ingredientes principales. Leche frita, repápalos, perrunillas, bollas, floretas, dedos de santo y rizos son algunas propuestas.

Los restauradores de Monfragüe son conscientes de la importancia de este legado culinario. Agrupados en la Asociación de Turismo de Monfragüe (Atumon) están concretando un Plan de Acción de Gastronomía tras haber realizado una investigación de la oferta gastronómica de la zona. El objeto es convertir esta zona Reserva de la Biosfera en un destino turístico de primer orden en el que la innovación y la tradición gastronómica se den la mano.

En los próximos cinco años se desarrollarán ofertas gastronómicas para complementar el producto de naturaleza y avistamiento de aves de Monfragüe. Ejemplos de esta completa oferta los tenemos en cualquiera de los muchos y variados establecimientos de restauración de la zona. Todos ellos destacan por su calidad y profesionalidad, así como por auténticos maestros de los fogones.