Antes de empezar el Mundial de Rusia, la selección española ya tenía un ganador. Era Dani Carvajal, que pese a una última prueba a su perseverancia, con otra lesión muscular en la final de la Liga de Campeones, le había ganado la batalla estando entre los 23 elegidos. Aquella incertidumbre representa ahora su motivación. «Cada diez minutos antes de entrenar, de jugar los partidos o cuando me meto en el vestuario al descanso intento recordar lo que pasé». Carvajal aguanta la emoción al echar la vista atrás hasta otro momento doloroso en forma de lesión, víctima en grandes citas que en el pasado ya le impidieron jugar un Mundial y una Eurocopa. Salió airoso gracias a la confianza de Lopetegui. Y eso que cayó lesionado en la semifinal de la Liga de Campeones en el Allianz Arena, en uno de sus días más duros del curso con un marcaje que se convirtió en pesadilla a Ribery. Regresó justo a tiempo para la final de Kiev del 26 de mayo. Solo le dio tiempo a jugar un partido intrascendente.