Para despedir el campamento organizaron una gran fiesta. El espectáculo comenzó con los más pequeños, que subieron al escenario y arrancaron el aplauso de todos cuando desfilaron con trajes confeccionados con bolsas de colores al ritmo de la música. Tras el desfile se sucedieron distintas coreografías.

Los niños escribieron el guión de una original pieza teatral, en la que unos curiosos mejillones jugaban con el protagonista de la historia. Los más pequeños fueron los sastres de su propio vestuario y, por supuesto, los actores del estreno. Para finalizar, los mayores parodiaron un conocido programa de televisión.