TLtos últimos acontecimientos en la lucha contra el terrorismo en nuestro país, tanto en el frente judicial como en el policial, con la suspensión del PCTV y ANV, y el encarcelamiento de los principales dirigentes de Batasuna, parecen haber enfadado mucho al entorno de ETA, tanto que han declarado por su cuenta la guerra entre el País Vasco y el Estado español, y pretenden involucrar al propio PNV y a los medios de comunicación, sacando a la luz de nuevo el fantasma de los GAL y realizándose algunas manifestaciones que recuerdan a la izquierda aberzale más dura y radical, que no quisiéramos volver a escuchar.

Parece evidente que la mejor fórmula de llevar contra las cuerdas a este atajo de delincuentes, terroristas y encubridores de estos, es precisamente aplicar las leyes y usar las herramientas que el Estado de derecho tiene para acallar el sonido de las bombas, el tiro en la nuca o sencillamente las palabras de provocación, que parecen alimentar su estrategia política, amparándose en argumentos obsoletos como la independencia del Estado español, el alejamiento de la Constitución y en mantener vivo un conflicto que solo ellos defienden de manera radical y fanática, y que les debilita cada día más frente a los valores de la democracia y de la convivencia pacífica, que defiende la mayoría de la ciudadanía, incluida la vasca.

Ahora, cuando se sienten en inferioridad de condiciones y claramente debilitados por las acciones de las últimas semanas, hablan de que se sienten perseguidos y acosados, y llaman al combate contra el estado, ignorando la opresión que ellos practican contra políticos, militares, empresarios, periodistas y otros colectivos. Aplicar sin excepción las leyes y actuar en consecuencia es lo que más ansía la sociedad y lo que estaríamos dispuestos a mantener hasta erradicar definitivamente de nuestra historia esta lacra del terrorismo y a todos los que la amparan, puesto que es --tras la ruptura de la última tregua-- la única oportunidad para ello.

*Técnico en Desarrollo Rural