Para los tabaqueros extremeños Bruselas está cada vez más lejos. Y no son solo los más de 1.500 kilómetros que los separan, sino que son las absurdas e incomprensibles decisiones que allí se toman las que más le alejan.

Este sector, luchador, trabajador y excelente modelo de desarrollo sostenible en un entorno rural como el nuestro, no se merecía un final como este: una negociación que condena al cultivo del tabaco, el único modo de vida de miles de personas, a desaparecer.

No nos engañemos, después de sembrar tabaco no será fácil sembrar cualquier otro producto en nuestras tierras. Después de generar y repartir riqueza, no será fácil buscar fórmulas emprendedoras que creen empleo. Empleo que, por obra y gracia de la Comisión Europea, con la negligencia de otros, se va a destruir y se va a hacer con premeditación, alevosía y nocturnidad, además en tiempos de crisis.

A esta situación, no obstante, no se llega por casualidad. Hace más de cuatro años que este sector viene arrastrando, por un lado, la lucha enconada de los países del Norte de Europa, firmes defensores de la moral y la salud publica, hipócritas todos ellos, pues mientras combaten el cultivo de un producto agrícola legal a todas luces, ellos en cambio sí son los mayores productores de cigarrillos de la Unión Europea y su humo sí que está prohibido, cuando menos, en muchos lugares.

XELLOS, LOSx anti-tabaco, los anti-ayudas, los anti-agricultura, en fin los anti-todo, han encontrado en una colega danesa, la comisaria de Agricultura de la Unión Europea, a su mejor aliada. Señora ésta de firmes e influenciadas convicciones, que, junto con la complicidad de sus compañeros, alguno español no lo olvidemos, ha hecho de este tema su cruzada particular.

Por otro lado, llegamos al año 2008 en una situación motivada también por la falta de eficacia y exceso de confianza de nuestros negociadores, los mismos que nos colocaron a los pies de los caballos, cuando se dejaron colar una fecha que ponía fin a las ayudas del tabaco.

Así las cosas, ahora los salvadores de la patria se ponen a inventar fórmulas mágicas que permitan hacer fuego sin leña . Las medidas de Desarrollo Rural no salvarán el cultivo y el abaratamiento de costes y la subida de precios no serán suficientes para mantener este sector.

Seamos claros, con imaginación y algunos fondos rurales esta difícil situación no se solucionará. Evidentemente que todo suma, pero para vestir el santo necesitamos algo más, y esto solo se consigue con dinero, no con buena voluntad.

La paradoja de todo esto es que los fondos públicos que se necesitan para mantener el cultivo generan mucho más empleo y estabilidad social en las zonas tabaqueras que el que a través de medidas rurales y sostenibles, por un lado, y subsidios de desempleo, por otro.

Si se quiere resolver el problema se resuelve, pero hay que dejarse de ambages y piruetas. Hay que poner ya sobre la mesa el dinero suficiente que, unido a los esfuerzos que tanto el sector productor como transformador tendrán que hacer, el cultivo del tabaco siga siendo el único modo de vida viable en nuestras zonas, en nuestra región.

Somos aún el mejor modelo de desarrollo sostenible existente y Bruselas no ha podido todavía demostrar lo contrario, a pesar de haberse gastado enormes cantidades de fondos públicos en estudios y proyectos que ni una solo vez le han dado la razón.

Si tenemos la solución, si tenemos los fondos, no seamos ni tercos ni necios y mucho menos soplagaitas, seamos sensatos y utilicemos nuestro sentido común.

Esto es un claro ejemplo de Estado de necesidad , en el que el mal que intentamos evitar es infinitamente superior a los males que pudiéramos causar.

Ciertamente Bruselas está más lejos de lo que, no sólo el tabaquero, sino el ciudadano de a pie piensa.

*Presidente de la Sectorial del Tabaco de UNEXCA y del Consejo Sectorial del Tabaco de CCAE.