Aunque ha dicho que él no es «Luis, el cabrón», las comparecencias judiciales de Luis Bárcenas por el ‘caso Gürtel’ han suscitado un comentario aprobatorio entre los dirigentes del Partido Popular: «Qué cabrón es Luis».

Es el comentario que uno haría para elogiar una voz, por ejemplo: «Qué cabrón es Fulano, qué voz tiene». Aplicado a Bárcenas, «cabrón» es también elogioso y equivale a «listo». Los dirigentes se lo decían entre sí, satisfechos y sorprendidos, después de cada comparecencia del extesorero. Y es que cuando temían que Bárcenas iba a demoler el partido, de tanto como sabía, he aquí que no. Qué cabrón es Luis, que nos ha tenido en el temor y el temblor de si revelaría, y qué revelaría. Pero qué cabrón es Luis, sobre todo, que ha sabido luego cómo exonerarnos.

El «cómo» es importante, porque prueba que Bárcenas, efectivamente, es listo. Así, para hacer verosímil el relato de lo que serían sus declaraciones, el primer día ha reconocido ante el tribunal que en el PP existía una contabilidad b, a la que ha denominado, muy creativamente, «contabilidad extracontable», cuando lo acertado hubiera sido llamarla «extraordinaria». Y, una vez reconocido el delito, que seguramente llevó el pánico a Génova 13 (este cabrón nos va a joder a todos), pero también la confianza al tribunal (este viene dispuesto a todo), Bárcenas se ha dedicado a defenderse a sí mismo por medio de su mujer --que debe de figurar en sus papeles como «Rosalía, la tonta»-- y a exculpar al partido mediante la inculpación de Francisco Correa.

El resto está en esta respuesta a la fiscal: «Niego la mayor, la menor y la intermedia». Y así ha sido. Ha negado que su enriquecimiento sea ilícito, justificándolo con la venta de limones y la revalorización de obras de arte. Ha negado ocultar dinero fuera de España, llamándolo «fondo de pensiones». Ha negado la financiación ilegal del partido, atribuyéndola a donativos. Y si la fiscal le hubiera preguntado por su nombre, habría negado incluso que se llama Luis. En fin, en el partido deben de estar aún pellizcándose. Bárcenas no será «Luis, el cabrón», pero qué cabrón es Luis.

* Funcionario