Iñaki Gabilondo (SER) arrancó enfadado: "Hay un drama extraordinario con las matanzas en Irak y una gran novedad sobre cómo será el mundo en el nuevo orden. Son dos miradas sobre la realidad, y en cambio el Parlamento español dedica toda su sesión al reproche sobre alguna violencia tras las manifestaciones, cosa que corresponde resolver a la policía. Eso no merece más de 15 segundos". Recibió satisfecho la denuncia Nicolás Sartorius: "La manifestación del 15-F fue un golpe demoledor para el PP y para el Gobierno. Ya entonces advertí de que iba a haber provocaciones. Dios me libre acusar al Gobierno de estar detrás de ellas, pero aplico el principio de cui prodest, porque las manifestaciones pacíficas perjudican al Gobierno y los actos violentos perjudican a la oposición".

Emergió la voz pausada y demoledora de Antón Losada: "Esta película está repetida. En Galicia es la segunda vez que la vemos. Es lo que hizo el Partido Popular cuando lo del Prestige. Primero el Gobierno no escucha, luego a todo el que critica le aplican la ecuación Aznar: crítico igual a discrepante, discrepante igual a desleal, desleal igual a cómplice, e igual a culpable. Y si falla, el plan B: asustar a la gente, agitar el fantasma vasco y recuperar el control de la calle, si hace falta, a palos. Las frases e insidias de estos días son copias textuales. Estamos ante el Prestige II". A Alberto Oliart sólo le quedó asentir: "El fenómeno de las manifestaciones es muy importante sociológicamente. Incluso las hay en Inglaterra, pese a tener tropas allí. Es una conmoción subterránea muy fuerte".