Sería irresponsable esconder las carencias de nuestro tejido productivo pensando que el silencio, por sí solo, resolverá sus actuales incertidumbres, porque abundaríamos en su debilidad caracterizada por déficit tecnológico y bajos salarios al depender de mano de obra intensiva en sectores que reclaman escasa cualificación, pero con escaso valor añadido.

Hay vida más allá del ladrillo y seguro que es mejor para todos si apostamos por otro modelo más sostenible. En rigor, debemos preguntarnos si es posible seguir creciendo como hasta ahora, si podemos seguir haciéndolo por mucho que hayamos crecido, o es el momento, ahora que estamos a tiempo, de plantear un cambio que encare las carencias de nuestro tejido y que active soluciones para taponar las desigualdades sociales que se darán como consecuencia de un iniciado fin de ciclo. Contemplarlo como un escenario de riesgos sin poner el acento en las oportunidades sería de necios y las organizaciones sindicales, desde nuestra autonomía, debemos no caer en la tentación de equivocar deseo con realidad. Sería un error agarrarse desesperadamente a una brocha, subido a una escalera que zozobra en el aire, sobre todo cuando en nuestra región se manifiestan más oportunidades de futuro.

XAHORA, QUEx se frena la actividad en construcción y en servicios, hay que apostar por impulsar la diversificación productiva con alto valor añadido a través de una inversión pública que aproveche unas cuentas públicas saneadas para transitar a otra forma de crecer, asegurando, a los más vulnerables, una red de protección social que facilite un viaje difícil pero seguro hacia un modelo sostenible basado en el conocimiento y en el capital humano. Bajo esta premisa, es necesario que el gobierno autónomo lidere la promoción de la formación profesional en sus dos niveles, reglada y para el empleo, potenciando un sistema que permita su extensión, el reconocimiento social, su certificación y valorización en el seno de la empresa. En este recorrido es imprescindible establecer conexiones sólidas entre el mundo educativo y la empresa, entre la universidad y la investigación y el mundo del trabajo.

El tránsito hacia otra realidad productiva no será suave y por ello reclamamos la intervención pública para potenciar una política sectorial que apoye el desarrollo industrial, la transformación agrícola y su comercialización, la construcción productiva y no especulativa o los servicios especializados, ambientales y sociales.

Por otro lado, a través del Sexpe, hay que potenciar una política de acompañamiento, con más elementos que los tradicionales, a los que no han podido generar derechos en esta última fase del mercado de trabajo. Urge la revisión de políticas de empleo para personalizarlas y dotarlas de integración y coherencia, donde la intermediación sea la pieza clave en la inserción laboral.

Para CCOO hay seis retos que deben ser abordados sin excusas:

1. La modernización del sector primario y la renovación de la mano de obra agrícola, con alternativas para más de 60.000 personas afiliadas al REASS en la mejora de sus rentas.

2. Compromiso social del empresariado para con Extremadura, dando respuestas en materia de calidad en el empleo, financiando proyectos innovadores, extendiendo la negociación colectiva sectorial y territorialmente y abordando cuestiones de calado como planes de igualdad, prevención de riesgos, reserva de cuotas para personas con discapacidad y su responsabilidad en el aprendizaje permanente de más de 170.000 asalariados dependientes de la negociación autonómica o provincial.

3. Elevar la tasa de actividad femenina, hoy en un 42,53%, reducir además su tasa de paro, situada en estos momentos en un alarmante 21,79% y detener su alta tasa de temporalidad situada en un 44%, con más de once puntos con respecto al Estado.

4. Resolver el problema de la temporalidad que afecta a 135.000 personas, de los cuales más de 55.000 encadenan contratos en fraude de ley, sustantivando el papel de la Inspección.

5. Controlar el empleo externalizado de la Junta, estableciendo límite a la subcontratación, cumplimiento estricto de retribuciones, y en materia de igualdad y salud laboral. Calidad en el empleo que, también, deberá ser abordada en el contexto de las administraciones locales, para evitar que los fondos europeos puedan suplir empleo de carácter estructural.

6. Resolver la pérdida de oportunidades que supone la inactividad de una gran parte de las 200.000 personas en edad de trabajar, para la mejora de nuestro tejido productivo y el incremento de cotizaciones que revertirán en mejores servicios públicos y prestaciones sociales.

Desde CCOO, consideramos urgente ese salto hacia una economía más productiva que requiere de propuestas que aumenten el empleo estable y la cohesión social. Por ello, se ha abierto un proceso de diálogo social con administración y empresarios, que ponemos en valor porque se plantea por primera vez como elemento identitario, no coyuntural, en una estrategia que desarrolle instrumentos de participación institucional. Capítulos importantes serán los acuerdos en materia de empleo y de empresa, negociación colectiva, formación en el seno de la empresa, función pública, infraestructuras, comunicación, vivienda y energía, política social y sistema autonómico de atención a la dependencia que deberán profundizar en el tránsito hacia un nuevo modelo más sostenible, con más propuestas, más compromisos, más alianzas y menos miedo al miedo.

*Secretario de Formación y Empleode CCOO de Extremadura