Periodista

Los estudiantes de ESO llevaban sin exámenes de septiembre desde el año 1990. Pero lo han descubierto justo ahora, a dos meses de las elecciones generales. Es más, en la prensa aparecen noticias alarmantes avisando de que se suprimen los exámenes de septiembre, cuando en la ESO nunca los ha habido, y que se trasladan a junio, cuando en Bachillerato y Formación Profesional no cambia nada y los exámenes siguen siendo en septiembre, como siempre. Es decir, mezclando desinformación, desconocimiento y un par de lugares comunes se consigue arrojar otra palada de desprestigio sobre el sistema educativo.

Nadie se moviliza porque los niños tengan que escoger un itinerario a temprana edad, ni ante la existencia de determinadas escuelas e institutos públicos convertidos en guetos de marginación, ni por el hecho de que los colegios tengan ordenadores, pero no se usen, ni ante la exclusividad de la enseñanza pública a la hora de acoger inmigrantes, ni por convertir las aulas en cátedras de creencias, que no de ciencias, pero sale el tema de septiembre y se movilizan hasta los alumnos de Bachillerato, cuyas pruebas de septiembre siguen donde están.

Han pasado 13 cursos desde que se implantó la LOGSE y aún hay que seguir explicando qué es eso de la evaluación continua, un método pedagógico para calificar las actitudes y conocimientos del alumno tan lleno de sentido que ni Pilar del Castillo se ha atrevido a eliminarlo en la LOCE, aunque presa de esa esquizofrenia que un día la hace cacereña y al otro, granadina, ha incurrido en la contradicción de poner unas pruebas extraordinarias que son lo contrario a la evaluación continua. Y para que las incongruencias se repartan equitativamente, llega Rodríguez Ibarra y justifica los exámenes a finales de junio como una oportunidad para que los alumnos recuperen los contenidos que no aprobaron un mes antes, con lo que da argumentos para defender los exámenes de septiembre y entra en contradicción con la filosofía de la LOGSE y con los criterios expuestos en este diario por el secretario general de Educación, Angel Benito, el pasado lunes.

La LOGSE del PSOE y la LOCE del PP se basan en que los profesores evalúan en sus alumnos constantemente, y no sólo con exámenes, la actitud, esfuerzo, progreso, hábitos de estudio, capacidad para trabajar en equipo, para buscar y seleccionar información... Es decir, el aprendizaje global no sólo de conocimientos, sino también de procedimientos. Eso no se evalúa en un examen de junio ni de septiembre, sino a lo largo del curso. Y eso es lo fundamental en la educación, no sólo saber las preposiciones o los ríos de Europa.

En un verano o en un mes se pueden aprender conocimientos, pero no actitudes, procedimientos ni madurez, que es lo que intenta transmitir la enseñanza hasta los 16 años. Otra cosa es que no se crea en la evaluación continua ni en la formación integral y pretendamos volver a los tiempos en que los niños éramos muy listos y sabíamos de carrerilla quiénes eran el coronel Moscardó, Guzmán el Bueno y Agustina de Aragón.