Con toda seguridad las personas europeístas de Europa, que todavía quedan, han respirado tras las elecciones francesas. Machacados los esquemas habituales de la 5ª República y descabalgados de la carrera presidencial los dos grandes partidos que gobernaron desde 1958, muchos como esta humilde impertinente sentimos alivio.

Una no es experta en política francesa y sabe del joven líder de En Marcha que es inspector de Hacienda, que es centrista, que abandonó a Hollande tras ser ministro suyo y que, según los periódicos, representa a la Francia optimista. Y aunque no es mucho, para sentir alivio precisa de poca información añadida.

Probablemente hubiera experimentado similar sentimiento balsámico si la victoria en esta primera vuelta hubiera sido para Fillon, con todas sus acusaciones a cuestas, que recuerdan la actual situación caótico-hedionda del PP, o para el vapuleadísimo candidato socialista, Hamon, al que ni siquiera han apoyado Hollande y Valls, en un ambiente socialista fratricida que recuerda el que vive el PSOE. Pues su sosiego, momentáneo, eso sí, es que la candidata del Frente Nacional, cuya presidencia abandona el día después, ella y nosotros sabemos por qué, ha quedado segunda, y dos de los derrotados apoyarán a su contrincante. El que defiende el patriotismo frente al nacionalismo y representa todo lo contrario de quien se atribuye a sí misma el honor de ser la candidata del pueblo, sin que el propio pueblo se haya pronunciado. Demasiado parecido a los que se autodenominan solo a sí mismo gente, excluyendo a todos los demás.

Macron es un enigma, pero cuando, pese a su deseo de frenar a la ultraderecha francesa, Podemos le califica como «banquero austericida», y el radical Mélenchon prefiere no apoyarle, una se siente inclinada a su favor. Y añade que esa sospechosa equidistancia ante un partido como el Frente Nacional, sería escandalosa si la practicase otro, que inmediatamente sería tachado de fascista, pero ya se sabe que algunos poseen tal pureza ideológica que están por encima del mal. ¡Ay, esos extremos tan próximos!