TDtebe de ser muy frustrante pasarte 50 años reclamando algo que nunca llega. Debe de serlo ver cómo la contundencia de las armas no es capaz de doblegar la voluntad soberana. Les desesperará contemplar cómo cada nuevo comando aguanta menos que un yogur en el frigorífico, cómo cada uno de los últimos asesinatos ha sido respondido por la policía con la desarticulación de una nueva cúpula de la banda, cuyas fechas de caducidad tienden a cero. Les causará sarpullidos contemplar en manos de quién está el gobierno vasco, y con qué apoyos. No entenderán cómo los navarros han defendido su independencia y su territorialidad ignorando el sueño de Euskalherría. Ni terminarán de comprender que sus conciudadanos lleven más de tres décadas autodeterminándose con los votos y no con las botas, como ellos pretenden. Estarán estupefactos contemplando los paraísos de los que han sido desalojados, viendo cómo sus correligionarios políticos han pasado del escaño al banquillo de acusados, han cambiado su despacho parlamentario por una celda. Ahora han vuelto a hablar y la rabia les habrá reconcomido al comprobar cómo en el momento en que pulsaban la tecla para vomitar por la red su último comunicado, la policía vigilaba el portal de su ingeniero informático para detenerlo horas después y conducirlo a la cárcel. Si no fueran una banda de asesinos, la terquedad demostrada movería a la compasión.

Cada vez que ETA habla nuestra reacción se desenvuelve entre el escepticismo de quienes piensan que no hay nada nuevo en sus escritos y el voluntarismo de quienes intuyen en algún rincón del léxico o de la sintaxis un rayo de esperanza. Pero lo más importante es que ETA cada vez tiene menos cosas que decir --han tardado dos meses en escribir 27 líneas-- y cada vez tiene menos gente dispuesta a escucharla.

Los tres encapuchados que volvieron a predicar sus obsesiones podrían hacer un casting para protagonizar uno de los episodios de la nueva temporada de la serie Entre fantasmas . Están muertos, pero aún no se han dado cuenta de la circunstancia, un perfil que encaja perfectamente en esta ficción. Están frustrados, y su frustración es nuestra victoria.