XAxl parecer, las recientes OPAS lanzadas contra ENDESA no son una operación más de las muchas que a menudo se realizan en el panorama económico internacional, detrás de ellas se esconden intereses políticos, económicos y de luchas de poder; a lo que habría que añadir aquel viejo axioma mercantilista que se debate entre el intervensionismo del Estado y el liberalismo del mercado; paralelamente pueden entrar también en juego intereses nacionales, frente a las nuevas tendencias globalizadoras o supranacionales.

A favor del intervensionismo y del patriotismo, está en este caso, el Gobierno español quien ha aprobado unos oportunos reales decretos para reforzar la capacidad reguladora de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), con la pretensión de que sea el Estado quien autorice o rechace la toma de control de una compañía energética por parte de empresas extranjeras protegidas por algún tipo de control público (como es el caso de E.ON) y a la vez se propone terminar con lo que cobran las eléctricas por el déficit de tarifa, con el fin de hacer menos atractivas estas empresas ante posibles compras extranjeras. El Gobierno español tiene un modelo energético en el que no entra E.ON, por motivos diversos, unos de carácter político y otros con la intención de proteger un sector estratégico con intereses para los usuarios.

Por otro lado están los amantes del liberalismo, quienes en defensa de la libre circulación de capitales, pretenden hacer un mercado energético abierto, como es el caso de Alemania (quien tiene el suyo blindado, y quiere liberalizar el de los demás ) o la Comisión Europea (quien avaló a Bélgica para proteger su sector energético) o los mandatarios de Endesa quienes, ven con buenos ojos que exista una mayor competencia en aras a disponer de una mejor opción de venta, pues a sus accionistas, muchos de ellos provenientes de fondos extranjeros, les es indiferente la titularidad y la nacionalidad de la empresa.

Al revisar el Gobierno las competencias de la CNE con el fin de aumentar su capacidad de veto, puede estar contraviniendo la normativa europea, con esta actuación trata de defender por un lado los intereses de un sector que considera estratégico y español, por otro debe evitar un conflicto con las autoridades comunitarias. Habría que buscar soluciones intermedias entre aceptar sumisamente las decisiones europeas, y plantear una batalla abierta en una defensa numantina por las eléctricas españolas, que a la larga, pueda reportarnos unas consecuencias negativas. No porque una empresa española tenga titularidad extranjera significa que tiene que tener peor calidad en el servicio, o derivarse de ello unas consecuencias económicas negativas e irreversibles sobre nuestra economía o sobre la de los usuarios. La OPA propuesta por Gas Natural, detrás de la cual está la Caixa y Repsol, puede lanzar una nueva oferta que supere a la alemana, e incluso apoyarse si fuera preciso, en otras empresas españolas que han manifestado interés en ello, o una tercera salida consistiría en apoyar la pretensión de los directivos de Endesa de seguir actuando como empresa independiente, no en vano es la quinta eléctrica europea y está entre las diez primeras del mundo. Otra reflexión que plantea esta cuestión, es si el poder económico globalizado ha de escapar al control de los gobiernos, como si la economía pudiera funcionar independiente a la acción política, como si las leyes del mercado no tuvieran que estar sometidas a ningún control; en este sentido estaríamos refiriéndonos a una democracia fáctica, pues la economía estaría controlada exclusivamente por grupos de concentración financiera que tendrían un ámbito de actuación autónoma respecto a los estados, imponiendo sus propios criterios, sin tener en cuenta el interés general, creando desigualdades y subordinando la democracia. Hay que establecer una marcada línea divisoria entre lo que es competencia del mercado y lo que debe estar regulado por los estados, entre lo que son los poderes políticos democráticos y las leyes del mercado, sin que nada tenga que ver esta teoría con el intervensionismo de otras épocas.

El que empresas extranjeras con la finalidad de concentrar mayor poder económico, lancen OPAS sobre las empresas nacionales, es una práctica que se va a repetir en el tiempo, Endesa, sin ir más lejos, ha hecho lo mismo con la mayoría de las eléctricas de Sudamérica, y es práctica común de los bancos, las petroquímicas y otras muchas otras empresas españolas y por ello nadie se ha rasgado las vestiduras, ni ha entablado una guerra legislativa de proteccionismo contra el libre mercado. Si lo que hacían nuestras empresas estaba bien visto, y nos daba caché, ahora cuando es a nosotros a quien nos toca padecerlo, tendremos que aprender también a soportarlo, porque de hecho va a pasar a ser un proceso normal, natural e irreversible en el devenir económico.

*Profesor