La decisión de la Junta de Extremadura de ejecutar provisionalmente la sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJEx) que obliga a recuperar las horas de Religión en ESO y Bachillerato en los colegios e institutos de Extremadura ha cogido por sorpresa a la comunidad educativa extremeña, quien ya daba por hecho la posición contraria en tanto en cuanto se pronunciara el Tribunal Supremo sobre el recurso de casación presentado al respecto. El hecho de que el secretario general de Educación, Rafael Rodríguez de la Cruz, se pronunciara en días pasados en este sentido denota que ha habido un cambio de posicionamiento en el seno de la Consejería, lo que puede haber provocado un cierto desconcierto en profesores, padres y alumnos.

Sin embargo, la decisión final adoptada nos parece acertada. No tanto por el fondo de la cuestión, tener o no menos clases de Religión en el horario lectivo de ESO y Bachillerato en detrimento de otras asignaturas requiere de un debate más amplio, sino por el ejercicio de responsabilidad realizado por la administración autonómica.

El Tribunal Superior de Justicia se ha pronunciado hasta en tres ocasiones en favor de la ejecución de la sentencia aún a pesar del recurso de casación presentado al Supremo por parte de la Junta. En consecuencia, una administración responsable debe obedecer y aceptar las reglas del juego democrático que les permite recurrir a instancias judiciales superiores cuando no se está de acuerdo con un determinado fallo, pero también cumplir con lo que determinen los tribunales aunque no case con su parecer o ideología.

Actuar en sentido contrario y, en consecuencia, pecar de desobediente podría sentar un precedente no deseado que impediría exigir a los administrados el cumplimiento de la ley y de los fallos judiciales. Hay que actuar con responsabilidad de gobierno y esperar los tiempos judiciales que no son todo lo rápidos que debieran. Actuar con las mismas armas y saber ganar en el ámbito judicial lo que se pretende imponer resulta lo justo para todas las partes.

Para concluir, el hecho de que no se vayan a modificar las horas de Religión decididas a lo largo de todo el curso que viene, aunque llegue a mitad del mismo el fallo del Tribunal Supremo en sentido contrario, también es digno de consideración por cuanto se ofrece tranquilidad a toda la comunidad educativa que no puede estar al albur de los tiempos y los ritmos de nuestro sistema judicial.