El pueblo palestino sigue sometido por Israel a la más vil de las vejaciones, con el consentimiento tácito de los EEUU y sin que el resto de la comunidad internacional sea capaz de oponerse como debiera.

Ahora, Israel está, pienso que en una acción planificada y premeditada, aprovechando los últimos días del gobierno Bush, para responder dura y desproporcionadamente a los lanzamientos de cohetes, de fabricación casera, que utiliza Hamás, que a su vez son respuesta al constante hostigamiento a que está sometido su pueblo. No olvidemos que Gaza y Cisjordania siguen siendo unas auténticas macrocárceles en las que se tiene sometido a sus habitantes a un bloqueo total y humillante.

En la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del día 9, vergonzosamente EEUU no ha apoyado la resolución en la que se pedía el alto el fuego inmediato y la retirada de las tropas israelíes, pero indudablemente el gobierno Bush seguirá siendo fiel, hasta el último día de su mandato, a la política de destrucción y muerte que le ha caracterizado.

Por su parte, Obama no ha tenido ni siquiera el coraje de decir ni una palabra de repulsa ante la situación actual. Tal vez para él 800 muertos y más de 3.300 heridos aún sean pocos, por lo que de momento solo sigue preocupado de la crisis económica de su país. ¡Mal comienzo para alguien en quien todo el mundo ha depositado tantas esperanzas!, entre otras las de que contribuya a una rápida solución pacificadora de los vergonzantes episodios bélicos que su predecesor le ha dejado de herencia. Sin duda, la postura que tome Obama en el problema Palestino-Israelí será fundamental para el devenir de los acontecimientos y en ello las Naciones Unidas y la Unión Europea deberían de ser más contundentes en las exigencias de la solución del problema, dejando de ser meros comparsas, para entre todo buscar una solución definitiva a este conflicto en el que día tras día se pierden tantas vidas de inocentes y en el que se está masacrando al pueblo palestino.

Julio Gil Cabanzón **

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