El presidente de la Comisión Europea, el italiano Romano Prodi (Emilia- Romaña, 9-8-1939), presentó ayer el primer proyecto de Constitución, en el que apuesta por una Europa federal. Al contrario de lo que pretende España, Prodi rechaza un presidente duradero de la Unión Europea (UE), que represente a todos los gobiernos, en vez de las presidencias semestrales. La polémica promete.

La carrera política de este democristiano de izquierdas y catedrático de Economía en Bolonia es sólida. Ministro de Industria en el cuarto Gobierno del sempiterno Andreotti (1978-79), llamó la atención al frente del Instituto de Reconstrucción Industrial (el INI a la italiana), al que saneó de una gigantesca deuda (1982-89). Pero, pese a intentarlo, no logró que las privatizaciones no beneficiasen a las familias más poderosas. El diario The Guardian escribió: "Este hombre ha restituido el respeto de Italia en Europa".

Como primer ministro (1996-98), ya no brilló tanto. Con la heterogénea coalición de El Olivo (socialdemócratas, excomunistas, democristianos, verdes...) frenó a Berlusconi en 1996, pero fue perdiendo oxígeno por el enfrentamiento partidista. En 1999, asumió la presidencia de la Comisión con todas las consecuencias. Cuando pensó que el límite del déficit público para la estabilidad del euro era un pacto "estúpido", lo dijo. Prodi no se corta.