TMte llegan noticias lejanas e interesadas; noticias sesgadas que voy a poner a remojo antes de dejarlas escritas para siempre, no seré yo quien alimente de titulares llamativos las últimas páginas que le quedan al culebrón de agosto. No seré yo quien diga que se vayan preparando unos cuantos con nombre y apellido de primefa fila, porque les queda la mitad de un telediario; tampoco voy a ser yo la aguafiestas que le diga al PSOE que la sangría entre sus bases no es precisamente el bebedizo rojizo y afrutado que algunos de sus militantes se han bebido en el chiringuito playero de Cádiz, según se entra a mano izquierda. No... esa sangría que desangra al PSOE le viene de la misma entraña, del miajón ideológico que ellos creen a salvo.

Tampoco voy a ser yo la que venga a poner un punto negro en el folio blanco de IU que a estas alturas más que sangría están a punto del deshielo por calentamiento general de sus bases y aristas. Viven dentro de una espiral sin salida, IU debate sobre su propio destino pero también el de Monago , presidente de un Gobierno en estado de inquietud.

Monago sabe que hoy por hoy las encuestas que Iván redondea en los fogones, están escasas de sal, que a vuelta del verano el mejunje debe presentar aspecto de vinagreta gourmet y que el ali oli IU-PP debe pasar a la fase final de Master Chef sí o sí por muy pasada de ajo que esté la salsa en cuestión. Monago sabe que la cuenta atrás ha comenzado y que la feria de Mérida es el fogonazo de salida para los fastos de este agónico fin de curso. Ya están los discursos rebosantes en la cocina de Iván, también está a punto el núbil Juan Parejo , acarreando los aparejos diplomáticos del buen conseguidor, con la imagen renovada de fornido leñador dorado por los destellos del implacable sol extremeño. Ya está la leña en el horno de la contienda verbal dispuesta para arder en los Ceres.

La pirotecnia tradicional del 8-S ya está calentita, amasada lentamente como la masa madre se amasa en el obrador de un convento trujillano, en silencio, con el rumor lejano de un rosario y unos rezos al caer la tarde bajo el dolondón de las campanas.

El 8 de Septiembre yo estaré lejos, pero me da en la nariz que voy a escuchar el aullido del lobo, el crepitar del fuego en la hoguera de Iván y el sonido de algún sable esquinado en el Peristilo del Teatro Romano. Mérida será una fiesta. Qué digo fiesta!!!! Será un festín de uvas pasas, una orgía romana como la de Calígula y Agripyna . En Mérida, el 8-S habrá colapso general, atasco tipo Operación Salida o Entrada, según se mire...

Para algunos será Operación Triunfo. Y yo me lo voy a perder, pero me llegará, seguro que allá donde voy, me llegará el aullido del lobo, el crepitar de un fuego inextinguible y será como ver arder Roma en sus buenos-malos tiempos. Los ejércitos del núbil gladiador dorado por el reflejo de cien girasoles han puesto rumbo a la arena del Circo y en la caminata dejan huella de tambor sembrada como espigas alrededor de la Alcazaba. En el Templo de Diana tocan los dioses fibras muy delicadas y en Proserpina las aguas duermen traicioneras al arrullo de lunas rojas.

Mérida ya se ha teñido del color del fuego purificador. En el subsuelo latente espera una mujer, leyendo Caballo de Troya , baila como si estuviera en Creta, empujada por la fuerza del toro de la HISTORIA. Creta es un toro, la esencia del toro y allí permanece ella, escondida bajo el fuego de un volcán en erupción, eso es Mérida, una conjunción espléndida de los asedios y las furias de la madre Naturaleza.

A pocos kilómetros del 8-S, Mérida me parece una suerte de Atlántida a punto de sucumbir bajo el feroz estallido del destino.

XPRONTO LLEGARAx Ceres y con ella el Teatro, la Bambalina y el orador, el guión y el apuntador, Mérida es una fiesta, un festín para comilones de dramas y tragedias. No es verdad que Edipo Rey haya echado el telón del Romano, la verdad del Teatro viene ahora, con la vendimia, cuando Extremadura se convierte en un mar de uvas al viento de tractores y vendimiadores. Llegará Ceres y con ella la cosecha. Los partidos, más partidos que nunca, han comenzado sus juegos rurales, su parchís infantil de reparto de fichas y su fiesta del cereal. Se encaminan dichosos al campo de las batallas mientras se deshilachan las sandalias del soldado raso.

Me llegan noticias sangrantes del desapego que vomita la militancia de izquierdas pero también la de derechas, me cuentan en cada esquina que hay furor por los partidos pequeños... Vamos que Iván en su cocina verá desfilar ajos negros y gusanos por el menú de su Atrio particular y allí dentro no estará Toño para ayudarle a salpimentar.

En Mérida tiembla ya el suelo, como si un volcán enfurecido quisiera expulsar lava y comerse un pedazo de tierra, Creta y Pompeya juntas, eso es Mérida a pocos kilómetros de Ceres y el 8-S, una tragedia griega llena de romanos.

Y yo que me lo voy a perder. Por suerte me llegarán los ecos vagando por uno de los muchos Templos de Dioses que salpica el Mediterráneo.