TTtoda ciudad necesita ser concebida, bien concebida, en la cabeza de sus regidores. Su crecimiento y su proyección dependen, en gran medida, de esta premisa.

Se inauguró la ronda norte como la gran obra de la ciudad y tan malo es celebrar lo chico como magno, por la ceguera que supone, como no celebrar lo que tenemos, por la insistencia en el victimismo. Ni una cosa ni la otra debiera obviar el análisis sereno: esa obra fue concebida en la escasez, sin ambiciones y desaprovechando la benévola actitud política para hacer algo más generoso.

Celebramos el alivio momentáneo del tráfico, pero no podemos obviar que una ciudad que celebra el conformismo es una ciudad herida civilmente, sin la inquietud, el debate y la polémica que surgen en las urbes que contemplan la expansión, los esplendores y el crecimiento.

Y no es culpa de los políticos. O no solo. Nos faltan corrientes de creación que provoquen controversias de altura; movimientos ciudadanos que hagan saltar de la silla a los políticos; una prensa que deje el encefalograma plano y aguijonee; polémicas que sustancien obras nobles.

Nos felicitamos, debemos hacerlo, por la ronda norte, pero seríamos estúpidos si nos pusiéramos a saludar, satisfechos, a quienes nos adelantan por el carril de aceleración.

*Licenciado en Filología