La muerte ayer por atropello en carretera de un ciclista en Teruel y otros accidentes con heridos registrados en la misma jornada vuelven a poner de manifiesto los graves riesgos que corren estos aficionados a la bicicleta cuando circulan en vías interurbanas. Y dejan en evidencia, de nuevo, a los conductores que no respetan las mínimas medidas de seguridad que la normativa de tráfico exige para que la convivencia en la circulación entre distintos vehículos no acabe en tragedia y esta recaiga, como tristemente se va repitiendo, en los más vulnerables, a veces víctimas de conductores bajo los efectos del alcohol o las drogas. La generalización del uso de la bicicleta debe servir para concienciar al resto de conductores de la necesidad de extremar las garantías en los adelantamientos, el momento más peligroso. La Dirección General de Tráfico ha puesto en marcha medidas de información y prepara otras de endurecimiento de los castigos para quienes reincidan en conducir bebidos o drogados con el fin de intentar frenar estos siniestros. En lo que va de año ya van 21 ciclistas muertos en carretera, pero en los últimos siete el total de víctimas mortales asciende a 340 . Unas cifras que exigen de las autoridades la búsqueda de medidas eficaces para frenarlas.