Justo cuando se cumple un año de su creación, Bodegas de Aguilar ha empezado a embotellar y a sacar al mercado sus primeros vinos, nacidos al amparo de las faldas de la Sierra de Pela, concretamente en la localidad de Navalvillar.

En esta zona de escasa tradición vinícola se puso en marcha esta joven bodega, con una inversión superior a los 3 millones de euros. Marisa Díaz, enóloga y gerente de de estos viñedos, explica que se trata de una bodega familiar que no aspira a lograr grandes producciones, sino a entrar en el mercado con vinos de alta gama.

Primera campaña

En su primera campaña Bodegas de Aguilar ha elaborado 110.000 litros de vino, con lo que venderán unas 150.000 botellas de vino. De éstas, 6.000 corresponden a un vino blanco joven producido a partir de una variedad autóctona extremeña en peligro de extinción , como es la alarije , apunta Díaz.

También han sacado al mercado otras 7.000 botellas de un tinto tempranillo, Aguilar Tinto Medio Roble . El resto de la producción, hasta tres variedades de tinto, espera aún su momento en la barrica.

Marisa Díaz tiene claro que para que los vinos extremeños alcancen el nivel de los de Rioja o Ribera del Duero deben apostar por "un producto autóctono, único y diferente" adaptado a las condiciones climatológica de la región. Es decir, sin imitar ningún estilo y reivindicando "la autenticidad de nuestros caldos" como ya se hace con sectores como el jamón, el queso o el aceite.

A la hora de destacar qué hace diferentes los caldos de Bodegas de Aguilar, esta enóloga no lo duda: "es un producto único y sorprendente en un lugar inesperado".

En su primera campaña esta nueva bodega extremeña cuenta con 10 hectáreas de viñedo propio y controla directamente, además, otras 60 hectáreas que están repartidas por hasta 15 fincas de la zona.