La lluvia irrumpió con fuerza a última hora de la tarde de ayer en Torrejoncillo, pero afortunadamente sobre las nueve de la noche dió una tregua y permitió que miles de personas celebraran La Encamisá siendo testigos de uno de los momentos de mayor devoción hacia la Virgen de La Inmaculada. Angel Laso tuvo el privilegio de recibir en sus manos el estandarte con la imagen de la Virgen a la salida de la iglesia de San Andrés, en esta fiesta declarada de Interés Turístico Regional y que tiene sus orígenes en el siglo XVI. "Este gran momento se lo dedico a mi padre Hilario que falleció hace tres años y que desde muy pequeño me inculcó La Encamisá", comentó instantes antes de dirigirse con su caballo hasta la iglesia. "Ser portaestandarte es un sueño que veo cumplir", añadió. La devoción de Laso es tan grande que en más de treinta años únicamente ha faltado una vez. "Un año no pude venir por el trabajo, pero a pesar de estar a dos mil kilómetros escuché el momento de la salida del estandarte por teléfono", confesó.

A la devoción de Laso, ayer por la noche se unieron las de 130 escopeteros y 200 jinetes que envueltos con sábanas blancas procesionaron por las calles y plazas del pueblo. ¡Viva la Virgen de la Inmaculada¡ ¡Viva la Madre de Torrejoncillo¡ ¡Viva¡ ¡Viva¡ fueron las expresiones que rompieron el silencio de las calles. Los actos continuarán hoy con un convite por la Asociación de Paladines que para las fiestas ha preparado 3.000 coquillos y cañas. El programa acabará mañana con la actuación del grupo Chiribamba patrocinada por Caja Duero.