El alcalde de Coria, José Manuel García Ballestero, ha mantenido, recientemente, conversaciones con representantes del obispado con el fin de solicitar la segunda fase de las obras de rehabilitación y consolidación de la catedral. El alcalde recordó que el pasado mes de junio finalizaron los trabajos correspondientes a la primera fase y que, ahora, debe de darse continuidad a las actuaciones restantes con el fin de velar por el mantenimiento de este monumento histórico-artístico.

Aunque de momento no hay plazos ni fondos para ejecutar las obras de esta segunda fase, está previsto que ésta vaya encaminada a corregir todas las grietas que registra el templo, principalmente en su interior. En concreto, se contemplaría el sellado y cosido de grietas detectadas en los muros del templo y en las bóvedas, así como mejorar el estado de las cubiertas. En cuanto a la tercera fase, correspondería a trabajar para mejorar el aspecto y la imagen de la catedral.

Respecto a la primera fase, los trabajos obligaron a cerrar el templo durante diez meses. Las obras, que transcurrieron en su integridad en el exterior, terminaron el pasado mes de junio.

Las intervenciones consistieron, en líneas generales, en levantar dos contrafuertes en la fachada este --la del ábside--, en contener el terraplén del montículo sobre el que se asienta el templo con una pantalla hecha mediante un sistema de micropilotes y, finalmente, en crear una especie de galería subterránea para plantar cara a los problemas de humedad que amenazan a la catedral.

Los problemas de salud que arrastraba el monumento vienen originados principalmente por su ubicación, al estar en un sitio de riesgo. De hecho, un estudio realizado por la Diócesis de Coria-Cáceres hace unos años determinó que el terreno no era el más adecuado para una construcción de estas características.

De estilo gótico renacentista, la Catedral de Coria se caracteriza por tener una única nave de 17 metros de ancho. Destaca su retablo del siglo XVIII y la sillería del coro tallada en madera de nogal. Las esculturas acompañan al visitante en su recorrido por el edificio como es la de San Pedro de Alcántara de finales del XIX.